OBRA EN DOS ACTOS
Traducción del francés por
PEDRO BARCELÓ
En el original francés, piéce en deux acfes; en las ediciones en lengua inglesa, a Tragicomedy in two acts. Como se sabe, Samuel Beckett publicó primeramente la obra en francés; este texto, así como la versión al inglés realizada por el propio autor, ha sufrido a lo largo del tiempo numerosas y sucesivas alteraciones. (N. del E.)
La primera versión francesa de En attendant Godot fue publicada por Les Éditions de Minuit, París, en septiembre de 1952 (2.a ed., 1956; 3.aed., 1970). La versión americana de Waiting for Godot fue publicada por Grove Press, New York, en 1954. La primera versión inglesa de Waiting for Godot fue publicada por Faber and Faber, London, en 1956 (2.a ed., 1965).
En attendant Godot se estrenó el 5 de enero de 1953 en el Théatre Babylone, de Paris, bajo la dirección de Roger Blm y decorados de Sergio Gerstein, con el siguiente reparto:
ESTRAGON Pierre LATOUR
VLADIMIR Lucien RAIMBOURG
LUCKY Jean MARTIN
POZZO Roger BLIN
UN JEUNE GARÇON ... Serge LECOINTH
La primera representación en Gran Bretaña de Waiting for Godot tuvo lugar en el Arts Théatre, de Londres, el 3 de agosto de 1955. La dirección estuvo a cargo de Peter Raíl y los decorados eran de Peter Snow. El reparto fue el siguiente:
ESTRAGON Peter WooDTHORPE
VLADIMIR. Paul DANEMAN
LUCKY... Timothy BATESON
POZZO Peter BULL
A BOY Michael WALKi~R
ACTO PRIMERO
Camino en un descampado, con árbol. Atardecer.
ESTRAGÓN, sentado en una piedra, trata de quitarse los zapatos. se afana obstinadamente en la tarea, con las dos manos. Se detiene agotado, descansa; jadeando, vuelve a empezar. La misma operación. Entra VLADIMIR.
ESTRAGÓN.- (Renunciando nuevamente.) No hay nada que hacer.
VLADIMIR.- (Acercándose a pasos cortos y rígidos, separadas las piernas.) Empiezo a creerlo. (Queda inmóvil.) Durante mucho tiempo me he resistido a esta idea, diciéndome: VLADIMIR, sé razonable; aún no lo has intentado todo.» Y reemprendia la lucha. (Se reconcentra, pensando en la lucha. A ESTRAGÓN.) ¿Así que otra vez ahí?
ESTRAGÓN.- ¿Te parece?
VLADIMIR.- Me alegra volver a verte. Creía que te habías ido para siempre.
ESTRAGÓN.- Y yo.
ESTRAGÓN.- Y yo.
VLADIMIR.- ¿Cómo celebrar este encuentro? (Reflexiona.) Levántate para que te abrace. (Tiende la mano a ESTRAGÓN.)
ESTRAGÓN.- (Irritado.) Luego, luego. (Silencio.)
VLADIMIR.- (Molesto, fríamente.) ¿Puede saberse dónde ha pasado la noche el señor?
ESTRAGÓN.- En una zanja.
VLADIMIR.- (Sorprendido.) ¡Una zanja! ¿Dónde?
ESTRAGÓN.-(Inmutable.) Por ahí.
VLADIMIR.- ¿Y no te han sacudido?
ESTRAGÓN.- Sí..., no mucho.
VLADIMIR.- ¿Los de siempre?
ESTRAGÓN.- ¿Los de siempre? No lo sé. (Silencio.)
VLADIMIR.- Cuando pienso..., todo este tiempo..., me pregunto... qué habría sido de ti... sin mí... (Con decisión.) Sin duda, no serías ahora más que un montón de huesos.
ESTRAGÓN.- (Herido en lo vivo.) ¿Y qué más?
VLADIMIR.- (Anonadado.) Es demasiado para un hombre solo. (Pausa. Con viveza.) Por otra parte, ¿por qué desanimarse en este momento? Es lo que yo me digo. Habría que haberlo pensado hace una eternidad, hacia mil novecientos.
ESTRAGÓN.- Basta. Ayúdame a quitarme esta porquería.
VLADIMIR.- Cogidos de la mano nos habríamos tirado de la torre Eiffel, de los primeros. Estábamos bien entonces. Ahora es demasiado tarde. Ni siquiera nos dejarían subir. (ESTRAGÓN se enfrasca en sus zapatos.) ¿Qué haces?
ESTRAGÓN.- Me estoy descalzando. ¿No lo has hecho tú nunca?
VLADIMIR.- Hace tiempo que te digo que es necesario descalzarse todos los días. Más te valdría escucharme.
ESTRAGÓN.- (Débilmente.) ¡Ayúdame!
VLADIMIR.- ¿Te encuentras mal?
ESTRAGÓN.- ¡Mal! ¡Me pregunta si me encuentro mal!
VLADIMIR.- (Acalorado.) ¡Tú eres el único que sufre! Yo no importo. Sin embargo, me gustaría verte en mí lugar. Ya me lo dirías.
ESTRAGÓN.- ¿Has estado malo?
VLADIMIR.- ¡Malo! ¡Me pregunta si he estado malo!
ESTRAGÓN.- (Señalando con el índice.) Eso no es una razón para que no te abroches.
VLADIMIR.- (Inclinándose.) Es verdad. (Se abrocha.) No hay que descuidarse en los pequeños detalles.
ESTRAGÓN.- ¿Qué quieres que te diga? Siempre esperas a última hora.
VLADIMIR.- (Ensoñadoramente.) A última hora... (Medita.) Tardará; pero valdrá la pena. ¿Quién decía esto?
ESTRAGÓN.- ¿No quieres ayudarme?
VLADIMIR.- A veces me digo que, a pesar de todo, llegará. Entonces todo me parece extraño. (Se quita el sombrero, mira dentro, pasa la mano por el interior, lo agita y vuelve a ponérselo.) ¿Cómo lo diría? Aliviado y, al mismo tiempo... (Busca la palabra adecuada.) . . espantado. (Con énfasis.) ES-PAN-TA-DO. (Se quita otra vez el sombrero y vuelve a mirar en el interior.) ¡Lo que faltaba! (Golpea encima como para que caiga algo, mira nuevamente al interior y vuelve a ponérselo.) En lin... (ESTRAGÓN, a costa de un esfuerzo supremo, consigue sacarse el zapato. Mira dentro, mete la mano, da la vuelta al zapato, lo sacude, busca por el suelo por si ha caído algo, no encuentra nada, vuelve a pasar la mano por el zapato, mirando vagamente.) ¡Bueno!, ¿qué?
ESTRAGÓN.- Nada.
VLADIMIR.- Déjame ver.
ESTRAGÓN.- No hay nada que ver.
VLADIMIR.- Trata de ponértelo.
ESTRAGÓN.- (Tras examinar su pie.) Voy a dejarlo que se oree un poco.
VLADIMIR.- He ahí un hombre de una pieza que la toma con su calzado cuando la culpa la tiene el pie. (Se quita el sombrero una vez más, mira el interior, pasa la mano, lo sacude, golpea encima, sopla dentro, vuelve a ponérselo.) Esto empieza a ser inquietante. (Silencio. ESTRAGÓN mueve el pie, separando los dedos para que circule mejor el aire.) Uno de los ladrones se salvó. (Pausa.) Es una proporción aceptable. (Pausa.) Gogo...
ESTRAGÓN.- ¿Qué?
VLADIMIR.- ¿Y si nos arrepintiéramos?
ESTRAGÓN.- ¿De qué?
VLADIMIR.- Pues... (Titubeando.) No hace falta entrar en detalles.
ESTRAGÓN.- ¿De haber nacido? (VLADIMIR suelta una carcajada, pero inmediatamente se contiene, llevándose la mano al pubis con el rostro crispado.)
VLADIMIR.- Ni siquiera nos atrevemos ya a reír.
ESTRAGÓN.- ¡Vaya privación!
VLADIMIR.- Sonreír solamente. (Su cara se distiende en una amplia sonrisa que al punto se hiela, dura unos momentos y después, súbitamente, se extingue.) No es lo mismo. (Pausa.) Gogo...
ESTRAGÓN.- (Molesto.) ¿Qué pasa?
VLADIMIR.- ¿Has leído la Biblia?
ESTRAGÓN.- La Biblia... (Reflexiona.) La he echado un vistazo, seguramente.
VLADIMIR.- (Sorprendido.) ¿En la escuela laica?
ESTRAGÓN.- Cualquiera sabe si lo era o no.
VLADIMIR.- Debes confundirla con la cárcel.
ESTRAGÓN.- Quizá. Recuerdo los mapas de Tierra Santa. En colores. Muy bonitos. El Mar Muerto era azul pálido. Nada más mirarlo, me entraba sed. Pensaba: «Ahí iremos a pasar nuestra luna de miel. Nos bañaremos. Seremos felices.»
VLADIMIR.- Tenías que haber sido poeta.
ESTRAGÓN.- Lo he sido. (Señalando sus harapos.) ¿Es que no se nota? (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Qué estaba diciendo?... ¿Cómo sigue tu pie?
ESTRAGÓN.- Se está hinchando.
VLADIMIR.- ¡Ah, sí, ya caigo!: la historia de los ladrones. ¿La recuerdas?
ESTRAGÓN.- No.
VLADIMIR.- ¿Quieres que te la cuente?
ESTRAGÓN.- No.
VLADIMIR.- Así matamos el tiempo. (Pausa.) Eranse dos ladrones crucificados al mismo tiempo que el Salvador. Se...
ESTRAGÓN.- ¿El qué?
VLADIMIR.- El Salvador. Dos ladrones. Se dice que uno de ellos fue salvado, y el otro... (Busca la expresión contraria.) .. condenado.
ESTRAGÓN.- Salvado, ¿de qué?
VLADIMIR.- Del infierno.
ESTRAGÓN.- Me voy. (Queda quieto.)
VLADIMIR.-Y, sin embargo... (Pausa.) ¿Cómo es posible que...? Supongo que no te aburro.
ESTRAGÓN.- No escucho.
VLADIMIR.- ¿Cómo es posible que, de los cuatro evangelistas, solo uno cuente los hechos de esta forma? No obstante, los cuatro estaban alli; vamos..., no muy lejos. Y solo uno habla de un ladrón salvado. (Pausa.) Bueno, Gogo: de vez en cuando podías meter baza.
ESTRAGÓN.- Escucho.
VLADIMIR.- De los cuatro, solo uno. De los otros tres, dos ni siquiera lo mencionan, y el tercero dice que ambos lo insultaron.
ESTRAGÓN.- ¿A quién?
VLADIMIR.- ¿Cómo?
ESTRAGÓN.- No entiendo nada... (Pausa.) Insultar, ¿a quién?
VLADIMIR.- Al Salvador.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Porque no quiso salvarlos.
ESTRAGÓN.- -¿Del infierno?
VLADIMIR.- ¡No, hombre, no! De la muerte.
ESTRAGÓN.- ¡Bueno!, ~ qué?
VLADIMIR.- Que los dos debieron ser condenados.
ESTRAGÓN.- ¡Ah!, ¿sí?
VLADIMIR.- Pero el otro dice que uno se salvó.
ESTRAGÓN.- Vaya, no están de acuerdo; nada más.
VLADIMIR.- Allí estaban los cuatro. Y solo uno habla de un ladrón salvado. ¿Por qué creer a uno más que a los otros?
ESTRAGÓN.- ¿Quién lo cree?
VLADIMIR.- Pues todos. Solo se conoce esa versión.
ESTRAGÓN.- La gente es tonta. (Se levanta dificultosamente. Cojeando, se dirige hacia el lateral izquierdo, se detiene, mira a lo lejos, protegiendo con la mano los ojos; se vuelve, va hacia el lateral derecho, mira a lo lejos. VLADIMIR lo sigue con la vista; después coge el zapato, mira dentro, lo tira precipitadamente.)
VLADIMIR.- ¡Puf! (Escupe en el suelo. ESTRAGÓN se dirige al centro del escenario y mira hacia el foro.)
ESTRAGÓN.- Hermoso lugar (Se vuelve, avanza hasta la batería y mira hacia el público.) Delicioso panorama. (Se vuelve hacia VLADIMIR.) Vámonos.
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- -¿Por qué?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Pausa.) ¿Estás seguro de que es aquí?
VLADIMIR.- ¿El qué?
ESTRAGÓN.- Donde hay que esperar.
VLADIMIR.- Dijo delante del árbol. ¿Ves algún otro? (Miran el árbol.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué es?
VLADIMIR.- Parece un sauce.
ESTRAGÓN.- ¿Dónde están las hojas?
VLADIMIR.- Debe de estar muerto.
ESTRAGÓN.- Se acabaron sus lloros.
VLADIMIR.- A menos que no sea la estación.
ESTRAGÓN.- ¿Y no sería más bien un arbolillo?
VLADIMIR.- Un arbusto.
ESTRAGÓN.- Un arbolillo.
VLADIMIR.- Un... (Se contiene.) ¿Qué quieres insinuar? ¿Que nos hemos equivocado de sitio?
ESTRAGÓN.- Ya tendría que estar aquí.
ESTRAGÓN.- Ya tendría que estar aquí.
VLADIMIR.- No aseguró que viniera.
ESTRAGÓN.- ¿Y si no viene?
VLADIMIR.- Volveremos mañana.
ESTRAGÓN.- Y, después, pasado mañana.
VLADIMIR.- Quizá.
ESTRAGÓN.-Y así sucesivamente.
VLADIMIR.- Es decir...
ESTRAGÓN.- Hasta que venga.
VLADIMIR.- Eres implacable.
ESTRAGÓN.- Ya vinimos ayer.
VLADIMIR.- ¡Ah, no! En eso te equivocas.
ESTRAGÓN.- ¿Qué hicimos ayer?
VLADIMIR.- ¿Que qué hicimos ayer?
ESTRAGÓN.- Sí.
VLADIMIR.- Pues, pues... (Enojándose.) Nadie como tú para sembrar la duda.
ESTRAGÓN.- Yo creo que estuvimos aquí.
VLADIMIR.- (Mirando alrededor.) ¿Te resulta familiar el lugar?
ESTRAGÓN.- Yo no he dicho eso.
VLADIMIR.- ¿Entonces?
ESTRAGÓN.- Eso no tiene nada que ver.
VLADIMIR.- No obstante..., este árbol... (Volviéndose al público.) . . esa turba...
ESTRAGÓN.- ¿Estás seguro de que era esta noche?
VLADIMIR.- ¿El qué?
ESTRAGÓN.- Cuando había que esperarlo.
VLADIMIR.- Dijo el sábado. (Pausa.) Eso creo.
ESTRAGÓN.- Después del trabajo.
VLADIMIR.- Debí apuntarlo. (Revuelve en sus bolsillos, repletos de toda clase de porquerías.)
ESTRAGÓN.- Pero ¿qué sábado? ¿Y es hoy sábado? ¿No será más bien domingo? ¿O lunes? ¿O viernes?
ESTRAGÓN.- Pero ¿qué sábado? ¿Y es hoy sábado? ¿No será más bien domingo? ¿O lunes? ¿O viernes?
VLADIMIR.- (Mirando enloquecido alrededor suyo, como si la fecha estuviese inscrita en el paisaje.) No es posible.
ESTRAGÓN.- O jueves.
VLADIMIR.- ¿Qué hacemos?
ESTRAGÓN.- Si anoche se molestó en balde, ya puedes estar seguro de que hoy no vendrá.
VLADIMIR.- Pero dices tú que nosotros vinimos anoche.
ESTRAGÓN.- Puedo equivocarme. (Pausa.) ¿Quieres que nos callemos un momento?
VLADIMIR.- (Débilmente.) Bueno. (ESTRAGÓN se sienta de nuevo. VLADIMIR recorre con pasos largos la escena agitadamente. De vez en cuando se detiene para otear el horizonte. ESTRAGÓN se duerme. VLADIMIR se para ante ESTRAGÓN.) Gogo... (Silencio.) Gogo... (Silencio.) ¡Gogo! (ESTRAGÓN se despierta sobresaltado.)
ESTRAGÓN.- (Volviendo a todo el horror de su situación.) Dormía. (Con reproche.) ¿Por qué no me dejas dormir nunca?
VLADIMIR.- Me sentía solo.
ESTRAGÓN.- He tenido un sueño.
VLADIMIR.- ¡No me lo cuentes!
ESTRAGÓN.- Soñaba que...
VLADIMIR.- ¡No me lo cuentes!
ESTRAGÓN.- (Con un gesto hacia el universo.) ¿Te basta esto? (Silencio.) Didi, no eres bueno ¿A quién sino a ti quieres que cuente mis pesares íntimos?
VLADIMIR.- Que sigan siendo íntimos. Ya sabes que no puedo soportarlo.
ESTRAGÓN.- (Fríamente.) A veces me pregunto si no seria mejor que nos separáramos.
VLADIMIR.- No irías muy lejos.
ESTRAGÓN.- Eso sería, en efecto, un grave inconveniente. (Pausa.) ¿No es verdad, Didí, que eso sería un grave inconveniente? (Pausa.) Dada la hermosura del camino. (Pausa.) Y la bondad de los viajeros. (Pausa. Zalamero.) ¿No es verdad, Didí?
VLADIMIR.- Calma.
ESTRAGÓN.- (Con voluptuosidad.) Calma... Calma... (Ensoñador.) Los ingleses dicen «caaalm». Son gentes «caaalms». (Pausa.) ¿Sabes la historia del inglés en el prostíbulo?
VLADIMIR.- Sí.
ESTRAGÓN.- Cuéntamela.
VLADIMIR.- Déjame.
ESTRAGÓN.- Un inglés borracho va a un prostíbulo. La encargada le pregunta si quiere una rubia, una morena o una pelirroja. Continúa.
VLADIMIR.- ¡Déjame! (Sale VLADIMIR. ESTRAGÓN se levanta y lo sigue hasta el límite de la escena. Mímica de ESTRAGÓN, semejante a la que un boxeador provoca entre los espectadores. VLADIMIR vuelve, pasa ante ESTRAGÓN, cruza la escena con la vista baja. ESTRAGÓN da unos pasos hacia él, pero se detiene.)
ESTRAGÓN.- (Dulcemente.) ¿Querías hablarme? (VLADIMIR no contesta. ESTRAGÓN avanza un paso.) ¿Tenias algo que decirme? (Silencio. Avanza otro paso.) Habla, Didí...
VLADIMIR.- (Sin volverse.) No tengo nada que decirte.
ESTRAGÓN.- (Avanza otro paso.) ¿Estás enfadado? (Silencio. Otro paso.) Perdona. (Silencio. Otro paso. Le toca el hombro.) Vamos, Didí. (Silencio.) ¡Dame la mano! (VLADIMIR se vuelve.) ¡Dame un abrazo! (VLADIMIR se resiste.) ¡Venga, hombre! (VLADIMIR cede. Se abrazan. ESTRAGÓN se echa atrás.) ¡Apestas a ajo!
VLADIMIR.- Es para los riñones. (Silencio. ESTRAGÓN mira el árbol atentamente.) ¿Qué hacemos ahora?
ESTRAGÓN.- Esperamos.
VLADIMIR.- Sí; pero mientras esperamos...
ESTRAGÓN.-¿Y si nos ahorcáramos?
VLADIMIR.- Sería una manera de ponerse cachondo.
ESTRAGÓN.- (Excitado.) ¿Se pone uno cachondo?
VLADIMIR.- Con todas las consecuencias. Y donde cae eso, crecen mandrágoras. Por eso, cuando se las arranca, gritan. ¿No lo sabías?
ESTRAGÓN.- Ahorquémonos ahora mismo.
VLADIMIR.- ¿En una rama? (Se acercan al árbol y lo contemplan.) No me fio.
ESTRAGÓN.- Podemos probar.
VLADIMIR.- Prueba.
ESTRAGÓN.- Primero, tú.
VLADIMIR.- No, no; tú primero.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Porque pesas menos que yo.
ESTRAGÓN.- Justamente.
VLADIMIR.- No comprendo.
ESTRAGÓN.- Piensa un poco, ¡ea! (VLADIMIR reflexiona.)
VLADIMIR.- (Al cabo de un rato.) No comprendo.
ESTRAGÓN.- Te lo explicaré. (Medita.) La rama..., la rama... (Airado.) Pero ¡intenta comprenderlo!
VLADIMIR.- Solo te tengo a ti.
ESTRAGÓN.- (Esforzándose.) Gogo ligero, rama no romper: Gogo muerto, Dídí pesado, rama romper: Dídi solo. (Pausa.) Mientras que... (Busca la expresión precisa.)
VLADIMIR.- No había pensado en eso.
ESTRAGÓN.- (Que ha encontrado la frase que buscaba.) Quien puede lo más, puede lo menos.
VLADIMIR.- ¿Pero es que peso yo más que tú?
VLADIMIR.- ¿Pero es que peso yo más que tú?
ESTRAGÓN.- Eres tú quien lo dice. Yo no sé nada. Hay una probabilidad entre dos. O casi.
VLADIMIR.- Entonces, ¿qué hacemos?
ESTRAGÓN.- No hagamos nada. Es más prudente.
VLADIMIR.- Esperemos a ver qué nos dice.
ESTRAGÓN.- ¿Quién?
VLADIMIR.- Godot.
ESTRAGÓN.- Vaya!
VLADIMIR.- Esperemos, ante todo, para estar seguros.
ESTRAGÓN.- Por otra parte, más vale hacer 'las cosas en caliente.
VLADIMIR.- Tengo curiosidad por saber lo que nos va a decir. Eso no nos compromete a nada.
ESTRAGÓN.- Pero, exactamente, ¿qué es lo que se le ha pedido?
VLADIMIR.- ¿No estabas allí?
ESTRAGÓN.- No presté atención.
VLADIMIR.- Pues... Nada en concreto.
ESTRAGÓN.- Una especie de ruego.
VLADIMIR.- Eso es.
ESTRAGÓN.- Una vaga súplica.
VLADIMIR.- Sí, sí quieres.
ESTRAGÓN.- ¿Y qué contestó?
VLADIMIR.- Que ya vería.
ESTRAGÓN.- Que no podía prometer nada.
VLADIMIR.- Que necesitaba reflexionar.
ESTRAGÓN.- Serenamente.
VLADIMIR.- Consultar con su familia.
ESTRAGÓN.- Sus amigos.
VLADIMIR.- Sus agentes.
ESTRAGÓN.- Sus corresponsales.
VLADIMIR.- Sus archivos.
ESTRAGÓN.- Su cuenta corriente.
VLADIMIR.- Antes de decidirse.
ESTRAGÓN.- Es natural.
VLADIMIR.- ¿No es verdad?
ESTRAGÓN.- Eso me parece.
VLADIMIR.- A mí también. (Pausa.)
ESTRAGÓN.-(Inquieto.) ¿Y nosotros?
VLADIMIR.- ¿Cómo?
ESTRAGÓN.- Decía: ¿y nosotros?
VLADIMIR.- No entiendo.
ESTRAGÓN.- ¿Cuál es nuestro papel en todo esto?
VLADIMIR.- ¿Nuestro papel?
ESTRAGÓN.- Tómalo con tiempo.
VLADIMIR.- ¿Nuestro papel? El de suplicantes.
ESTRAGÓN.- ¿Hasta ese extremo?
VLADIMIR.- ¿El señor tiene exigencias que imponer?
ESTRAGÓN.- ¿Ya no tenemos derechos? (VLADIMIR ríe y cesa bruscamente, como
antes. La misma operación, menos la sonrisa.)
VLADIMIR.- Me harías reír, sí eso me estuviera permitido.
ESTRAGÓN.- ¿Los hemos perdido?
VLADIMIR.- (Abiertamente) Los hemos vencido. (Silencio. Permanecen inmóviles, con los brazos colgando, la cabeza sobre el pecho)' las rodillas dobladas.)
ESTRAGÓN.- (Débilmente) ¿No estamos atados? (Pausa.) ¿Eh?
VLADIMIR.- (Levantando la mano.) ¡Escucha! (Escuchan, grotescamente paralizados.)
ESTRAGÓN.- No oigo nada.
VLADIMIR.- ¡Chis! (Escuchan. ESTRAGÓN pierde el equilibrio y está a punto de caer. Se agarra al brazo de VLADIMIR, que se tambalea. Escuchan, apretándose el uno contra el otro y mirándose a los ojos.) Yo tampoco. (Suspiro de alivio. Pausa. Se separan.)
ESTRAGÓN.- Me has asustado.
VLADIMIR.- Creí que era él.
ESTRAGÓN.- ¿Quién?
VLADIMIR.- Godot.
ESTRAGÓN.- ¡Bah! El viento entre los cañaverales.
VLADIMIR.- Hubiera jurado que eran gritos.
ESTRAGÓN.- ¿Y por qué había de gritar?
VLADIMIR.- A su caballo. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Vámonos.
VLADIMIR.- ¿Adónde? (Pausa.) Quizá esta noche durmamos en su casa, al calor, bajo techado, con la tripa llena, sobre paja. Vale la pena que esperemos, ¿no?
ESTRAGÓN.- Pero no toda la noche.
VLADIMIR.- Aún es de día. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Tengo hambre.
VLADIMIR.- ¿Quieres una zanahoria?
ESTRAGÓN.- ¿No hay otra cosa?
VLADIMIR.- Debo tener algunos nabos.
ESTRAGÓN.- Dame una zanahoria. (VLADIMIR hurga en sus bolsillos, saca un nabo y se lo da a ESTRAGÓN.) Gracias. (Lo muerde. Lamentándose.) ¡Es un nabo!
VLADIMIR.- ¡Oh, perdona! Habría jurado que era una zanahoria. (Se registra de nuevo los bolsillos y solo encuentra nabos.) Solo hay nabos. (Sigue buscando.) Tú has debido comerte la última. (Busca.) Espera, aquí hay una. (Saca, al fin, una zanahoria y se la da a ESTRAGÓN.) Toma, amigo mío. (ESTRAGÓN la limpia con la manga y comienza a comérsela.) Devuélveme el nabo. (ESTRAGÓN se lo devuelve. ) Aprovéchala bien, que no hay más.
ESTRAGÓN.- (Sin dejar de mascar.) Te he hecho una pregunta.
VLADIMIR.- ¡Ah!
VLADIMIR.- ¡Ah!
ESTRAGÓN.- ¿Me has contestado?
VLADIMIR.- ¿Está buena tu zanahoria?
ESTRAGÓN.- Está dulce.
VLADIMIR.- Mejor, mejor. (Pausa.) ¿Qué querías saber?
ESTRAGÓN.- Ya no me acuerdo. (Come.) Y eso es lo que me fastidia. (Mira la zanahoria con aprecio y la hace girar en el aire con la punta de los dedos.) Es deliciosa tu zanahoria. (Chupa meditativamente la punta.) ¡Escucha, ya me acuerdo! (Da un gran bocado.)
VLADIMIR.- ¿Qué era?
ESTRAGÓN.- (Con la boca llena, distraído.) ¿No estamos atados?
VLADIMIR.- No entiendo nada.
ESTRAGÓN.- (Mastica, traga.) Pregunto si estamos atados.
VLADIMIR.- ¿Atados?
ESTRAGÓN.- A-ta-dos.
VLADIMIR.- ¿Cómo atados?
ESTRAGÓN.- De pies y manos.
VLADIMIR.- Pero ¿a quién? ¿Por quién?
ESTRAGÓN.- A tu buen hombre.
VLADIMIRO.- ¿A Godot? ¿Atados a Godot? ¡Vaya idea! En absoluto. (Pausa.) Todavía no.
ESTRAGÓN.- ¿Se llama Godot?
VLADIMIR.- Eso creo.
ESTRAGÓN.- ¡Vaya! (Levanta los restos de la zanahoria por sus hojas secas y los hace girar ante sus ojos.) Es curioso; cuanto más se come, menos gusta.
VLADIMIR.- A mí me pasa lo contrarío.
ESTRAGÓN.- ¿O sea?
VLADIMIR.- Yo, cuanto más como, más me gusta.
ESTRAGÓN.- (Tras de una prolongada reflexión.) ¿Y eso es lo contrario?
VLADIMIR.- Cuestión de temperamento.
ESTRAGÓN.- De carácter.
VLADIMIR.- No se puede remediar.
ESTRAGÓN.- Por mucho que uno se empeñe.
VLADIMIR.- Cada uno es como es.
ESTRAGÓN.- Y no sirve darle vueltas.
VLADIMIR.- El fondo no cambia.
ESTRAGÓN.- No hay nada que hacer. (Ofrece a VLADIMIR lo que queda de zanahoria.) ¿Quieres acabarla? (Se oye muy cerca un grito terrible. ESTRAGÓN suelta la zanahoria. Quedan rígidos y después se precipitan hacia bastidores. ESTRAGÓN se detiene a medio camino, vuelve hacia atrás, coge la zanahoria, la guarda en el bolsillo, se abalanza hacia VLADIMIR, que lo espera, se para de nuevo, regresa, coge su zapato, luego corre a unirse a VLADIMIRO. Cogidos por la cintura, la cabeza sobre los hombros, de espaldas a la amenaza, esperan. Entran POZZO y LUCKY. Aquel dirige a este mediante una cuerda alrededor del cuello, de forma que al principio solo se ve a LUCKY, seguido de la cuerda, lo suficientemente larga como para que pueda llegar al centro de la escena antes que POZZO asome por el lateral. LUCKY lleva una pesada maleta, una silla de tijera, un cesto con comida y, en el brazo, un abrigo; POZZO, un látigo.)
POZZO.- (Desde fuera.) ¡Más rápido! (Chasquido de látigo. Entra POZZO. Cruzan la escena. LUCKY pasa ante VLADIMIR y ESTRAGÓN y sale. POZZO, al ver a VLADIMIR y ESTRAGÓN, se detiene. La cuerda se tensa. POZZO tira violentamente.) ¡Atrás! (Ruido de caída. LUCKY se ha desplomado con todo su cargamento. VLADIMIR y ESTRAGÓN lo miran, vacilando entre el deseo de ir a socorrerlo y el temor de meterse en lo que no les importa. VLADIMIR avanza un paso hacia LUCKY, ESTRAGÓN lo sujeta de la manga.)
POZZO.- (Desde fuera.) ¡Más rápido! (Chasquido de látigo. Entra POZZO. Cruzan la escena. LUCKY pasa ante VLADIMIR y ESTRAGÓN y sale. POZZO, al ver a VLADIMIR y ESTRAGÓN, se detiene. La cuerda se tensa. POZZO tira violentamente.) ¡Atrás! (Ruido de caída. LUCKY se ha desplomado con todo su cargamento. VLADIMIR y ESTRAGÓN lo miran, vacilando entre el deseo de ir a socorrerlo y el temor de meterse en lo que no les importa. VLADIMIR avanza un paso hacia LUCKY, ESTRAGÓN lo sujeta de la manga.)
VLADIMIR.- ¡Déjame!
ESTRAGÓN.- Estate quieto.
POZZO.- ¡Cuidado! Es malo. (ESTRAGÓN y VLADIMIR lo miran.) Con los extraños.
ESTRAGÓN.- (Bajo) ¿Es él?
VLADIMIR.- ¿Quién?
ESTRAGÓN.- ¡Quién va a ser!
VLADIMIR.- ¿Godot?
ESTRAGÓN.- Claro.
POZZO.- Me presento: Pozzo.
VLADIMIR.- ¡Qué va!
ESTRAGÓN.- Ha dicho Godot.
VLADIMIR.- ¡Qué va!
ESTRAGÓN.- (A POZZO.) ¿No es usted el señor Godot, señor?
POZZO.- (Con voz terrible.) ¡Soy POZZO! (Silencio.) ¿No les dice nada este nombre? (Silencio.) Les pregunto si no les dice nada este nombre. (VLADIMIR y ESTRAGÓN se consultan con la mirada.)
ESTRAGÓN.- (Como quien intenta recordar.) Bozzo..., Bozzo.
VLADIMIR.- (Igual.) POZZO...
POZZO.- ¡Pozzo!
ESTRAGÓN.- ¡Ah!, Pozzo..., ya, ya... Pozzo...
VLADIMIR.- ¿Es Pozzo o Bozzo?
ESTRAGÓN.- POZZO...; no, no me dice nada.
VLADIMIR.- (Conciliador.) Conocí una familia Gozzo. La madre bordaba en bastidor. (POZZO avanza, amenazador.)
ESTRAGÓN.- (Vivamente.) Nosotros no somos de aquí, señor.
POZZO.- (Deteniéndose.) Sin embargo, son seres humanos. (Se pone las gafas.) Al menos por lo que veo. (Se quita las gafas.) De la misma especie que yo. (Suelta una enorme carcajada.) ¡De la misma especie que POZZO! ¡De origen divino!
VLADIMIR.- O sea...
POZZO.- (Tajante.) ¿Quién es Godot?
ESTRAGÓN.- ¿Godot?
POZZO.- Ustedes me han tomado por Godot.
VLADIMIR.- ¡Oh, no, señor! Ni por un instante, señor.
POZZO.- ¿Quién es?
VLADIMIR.- Pues es un..., es un conocido.
ESTRAGÓN.- Pero, vamos, apenas lo conocemos.
VLADIMIR.- Evidentemente..., no lo conocemos muy bien...; no obstante...
ESTRAGÓN.- Yo, desde luego, ni siquiera lo reconocería.
POZZO.- Ustedes me han confundido con él.
ESTRAGÓN.- Bueno..., la oscuridad, el cansancio..., la debilidad..., la espera...; confieso... que por un momento... he creído...
VLADIMIR.- No le haga caso, señor, no le haga caso!
POZZO.- ¿La espera? Entonces ¿lo esperaban?
VLADIMIR.- Es decir...
POZZO.- ¿Aquí? ¿En mis tierras?
VLADIMIR.- No pensábamos hacer nada malo.
ESTRAGÓN.- Teníamos buenas intenciones.
POZZO.- El camino es de todos.
VLADIMIRO.- Es lo que nos decíamos.
POZZO.- Es una vergüenza, pero es así.
ESTRAGÓN.- No hay más remedio.
POZZO.- (Con gesto magnánimo.) No hablemos más de eso. (Tira de la cuerda.) ¡De pie! (Pausa.) Cada vez que se cae, se queda dormido. (Tira de la cuerda.) ¡De pie, carroña ! (Ruido de LUCKY, que se levanta y recoge sus bártulos. POZZO tira de la cuerda.) ¡Atrás! (LUCKY entra reculando.) ¡Quieto! (LUCKY se para.) ¡Vuélvete! (LUCKY se vuelve. A VLADIMIR y ESTRAGÓN, amablemente.) Amigos míos: me siento feliz por haberlos encontrado. (Ante su expresión de incredulidad.) ¡Pues claro, sinceramente feliz! (Tira de la cuerda.) ¡Más cerca! (LUCKY avanza.) ¡Quieto! (LUCKY se detiene. A VLADIMIR y ESTRAGÓN.) Ya se sabe, el camino es largo cuando se anda solo durante... (Consulta su reloj.) . ..durante... (Calcula.) ...seis horas, si, eso es, seis horas seguidas, sin encontrar un alma. (A LUCKY.) ¡Abrigo! (LUCKY pone la maleta en el suelo, avanza, entrega el abrigo, retrocede, vuelve a coger la maleta.) Toma. (POZZO le tiende el látigo. LUCKY avanza y, al no tener más manos, se inclina y coge el látigo entre los dientes y después retrocede. POZZO comienza a ponerse el abrigo, pero se detiene.) ¡Abrigo! (LUCKY lo deja todo en el suelo, avanza, ayuda a POZZO a ponerse el abrigo, retrocede y vuelve a cogerlo todo.) El aire es fresco. (Acaba de abotonarse el abrigo, se inclina, se mira, se yergue.) ¡Látigo! (LUCKY avanza, se inclino, POZZO le arranca el látigo de la boca, LUCKY retrocede.) Ya ven, amigos, no puedo permanecer mucho tiempo sin la compañía de mis semejantes (Mira a sus dos semejantes.), aunque solo muy imperfectamente se me asemejen. (A LUCKY.) ¡Silla! (LUCKY deja la maleta y la cesta, avanza, abre la silla de tijera, la coloca en el suelo, retrocede y vuelve a coger maleta y cesto. POZZO mira la silla.) ¡Más cerca! (LUCKY deposita maleta y cesto. Avanza, mueve la silla, retrocede, vuelve a coger la maleta y el cesto. POZZO se sienta, apoya el extremo de su látigo en el pecho de LUCKY y empuja.) ¡Atrás! (LUCKY retrocede.) ¡Más atrás! (LUCKY vuelve a retroceder.) ¡Quieto! (LUCKY se detiene. A VLADIMIR y ESTRAGÓN.) Por eso, con su permiso, me quedaré un rato junto a ustedes, antes de aventurarme más adelante. (A LUCKY.) ¡Cesto! (LUCKY avanza, entrega el cesto, retrocede.) El aire libre abre el apetito. (Abre el cesto, saca un trozo de pollo, un trozo de pan y una botella de vino. A LUCKY.) ¡Cesto! (LUCKY avanza, coge el cesto, retrocede y queda inmóvil.) ¡Más lejos! (LUCKY retrocede.) ¡Ahí! (LUCKY se detiene.) ¡Apesta! (Bebe un trago en la misma botella.) ¡A nuestra salud! (Deja la botella y se pone a comer. Silencio. ESTRAGÓN y VLADIMIR, envalentonándose poco apoco, giran alrededor de LUCKY y lo inspeccionan por todas partes. POZZO muerde con voracidad el trozo de pollo y arroja los huesos después de chuparlos. LUCKY se doblega lentamente, hasta que la maleta toca el suelo, se incorpora bruscamente y comienza otra vez a encorvarse, siguiendo el ritmo de quien duerme de pie.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué tiene?
VLADIMIR.- Tiene aspecto cansado.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué no deja el equipaje?
VLADIMIR.-¿Y yo qué sé? (Se arriman a él.) ¡Cuidado!
ESTRAGÓN.-¿Y si le habláramos?
VLADIMIR.- ¡Mira eso!
ESTRAGÓN.- ¿El qué?
VLADIMIR.- (Señalando.) El cuello.
ESTRAGÓN.- (Mirando el cuello.) No veo nada.
VLADIMIR.- Ponte aquí. (ESTRAGÓN se pone en el lugar de VLADIMIR.)
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- En carne viva.
ESTRAGÓN.- Es la cuerda.
VLADIMIR.- De tanto rozarle.
ESTRAGÓN.- Ya ves.
VLADIMIR.- Es el nudo.
ESTRAGÓN.- Es fatal. (Reanudan su inspección; se detienen en el rostro.)
VLADIMIR.- No está mal.
ESTRAGÓN.- (Encogiéndose de hombros, poniéndose de morros.) ¿Te parece?
VLADIMIR.- Un poco afeminado.
ESTRAGÓN.- Babea.
VLADIMIR.- Es natural.
ESTRAGÓN.- Echa espuma.
VLADIMIR.- Quizá sea un idiota.
ESTRAGÓN.- Un cretino.
VLADIMIR.- (Adelantando la cabeza.) Parece que tiene bocio.
ESTRAGÓN.- (Lo mismo.) No es seguro.
VLADIMIR.- Jadea.
ESTRAGÓN.- Es lo normal.
VLADIMIR.- ¡Y sus ojos!
ESTRAGÓN.- ¿Qué tienen?
VLADIMIR.- Se le salen.
ESTRAGÓN.- Para mí que está a punto de diñarla.
VLADIMIR.- No se sabe. (Pausa.) Pregúntale algo.
ESTRAGÓN.- ¿Tú crees?
VLADIMIR.- ¿Qué se pierde con ello?
ESTRAGÓN.- (Tímidamente.) Señor...
VLADIMIR.- Más alto.
ESTRAGÓN.- (Más alto.) Señor...
POZZO.- ¡Déjenlo en paz! (Se vuelven hacia POZZO, que ha terminado de comer y se limpia la boca con el dorso de la mano.) ¿No ven que quiere descansar? (Saca su pipa y empieza a llenarla. ESTRAGÓN ve los huesos de pollo por el suelo y los contempla ávidamente. POZZO enciende una cerilla y empieza a encender la pipa.) ¡Cesto! (LUCKY no se mueve, POZZO arroja la cerilla con rabia y tira de la cuerda.) ¡Cesto! (LUCKY, a punto de caer, se reincorpora, avanza, guarda la botella en el cesto, vuelve a su sitio y se pone como estaba. ESTRAGÓN mira los huesos, POZZO saca otra cerilla y enciende la pipa.) Qué quieren ustedes, no es su oficio. (Aspira una bocanada, estira las piernas.) ¡Ah!, ahora estoy mejor.
ESTRAGÓN.- (Tímidamente.) Señor...
POZZO.- ¿Qué hay, amigo?
ESTRAGÓN.- Esto..., ¿usted no come..., esto..., no necesita... los huesos..., señor?
VLADIMIR.- (Irritado.) ¿No podías esperarte?
POZZO.- Pues, no; claro que no, es natural. ¿Que sí necesito los huesos? (Les mueve con la punta del látigo.) No, personalmente no los necesito. (ESTRAGÓN da un paso hacia los huesos.) Pero... (ESTRAGÓN se detiene.) pero, en principio, los huesos pertenecen al porteador. Por tanto, es a él a quien tienen que preguntárselo. (ESTRAGÓN se vuelve hacia LUCKY, vacila.) Pregúnteselo, pregúnteselo, no tenga miedo, él se lo dirá. (ESTRAGÓN se dirige hacia LUCKY, se detiene ante él.)
ESTRAGÓN.- Señor..., perdón, señor... (LUCKY permanece impasible. POZZO restalla el látigo. LUCKY levanta la cabeza.)
POZZO.- Te están hablando, cerdo. Contesta. (A ESTRAGÓN.) Ande.
ESTRAGÓN.- Perdón, señor, ¿quiere usted los huesos? (LUCKY mira a ESTRAGÓN fijamente.)
POZZO.- (A sus anchas.) ¡Señor! (LUCKY baja la cabeza.) ¡Contesta! ¿Los quieres o no? (Silencio de LUCKY. A ESTRAGÓN.) Son para usted. (ESTRAGÓN se abalanza sobre los huesos; los recoge y comienza a roerlos.) Es extraño. Esta es la primera vez que me rechaza un hueso. (Mira a LUCKY con inquietud.) Espero que no me hará la broma de ponerse enfermo. (Chupa la pipa.)
VLADIMIR.- (Estallando.) ¡Es una vergüenza! (Silencio. ESTRAGÓN, estupefacto, cesa de roer y mira alternativamente a VLADIMIR y a POZZO) ¡Señor! (LUCKY baja la cabeza.) ¡Contesta! ¿Los quieres o no? (Silencio de LUCKY. A ESTRAGÓN.) Son para usted. (ESTRAGÓN se abalanza sobre los huesos; los recoge y comienza a roerlos.) Es extraño. Esta es la primera vez que me rechaza un hueso. (Mira a LUCKY con inquietud.) Espero que no me hará la faena de ponerse malo. (Chupa la pipa.)
VLADIMIR.- (Estallando.) ¡Es una vergüenza! (Silencio. ESTRAGÓN, estupefacto, cesa de roer y mira alternativamente a VLADIMIR y a POZZO. POZZO, muy tranquilo. VLADIMIR, en creciente agitación.)
POZZO.- (A VLADIMIR.) ¿Se refiere usted a algo en particular?
VLADIMIR.- (Decidido, farfullando.) ¡Tratar a un hombre (Señala a LUCKY.) así... lo encuentro... un ser humano... no... es una vergüenza!
ESTRAGÓN.- (Haciéndole coro.) ¡Un escándalo! (Vuelve a roer. Silencio. ESTRAGÓN, estupefacto, deja de roer, mira a VLADIMIR y a POZZO alternativamente. POZZO muy tranquilo. VLADIMIR, en creciente agitación.)
POZZO.- (A VLADIMIR.) ¿Se refiere usted a algo en particular?
VLADIMIR.- (Decidido, farfullando.) ¡Tratar a un hombre (Señala a LUCKY.) así... lo encuentro... un ser humano... no... es una vergüenza!
ESTRAGÓN.- (Haciéndole coro.) ¡Un escándalo! (Vuelve a roer.)
POZZO.- Son ustedes duros. (A VLADIMIR.) Si no es indiscreción, ¿qué edad tiene usted? (Silencio.) ¿Sesenta? ¿Setenta?... (A ESTRAGÓN.) ¿Cuántos años puede tener?
ESTRAGÓN.- Pregúnteselo a él.
POZZO.- Soy indiscreto. (Vacía la pipa, golpeándola contra el látigo; se levanta.) Los dejo. Gracias por haberme hecho compañía. (Reflexiona.) A no ser que me quede con ustedes a fumarme otra pipa. ¿Qué dicen? (No dicen nada.) ¡Oh!, soy un mediano fumador, muy mediano fumador; no estoy acostumbrado a fumarme dos pipas seguidas, eso (Se lleva la mano al corazón.) me produce palpitaciones. (Pausa.) Es la nicotina; uno se la traga a pesar de todas las precauciones. (Suspira.) ¿Qué les parece? (Silencio.) Pero quizá ustedes no sean fumadores. ¿Si? ¿No? Bueno, es un detalle. (Silencio.) Pero, ¿cómo puedo sentarme de nuevo con naturalidad ahora que ya me había levantado? ¿Sin parecer -como diría- que claudico? (A VLADIMIR.) ¿Decía usted? (Silencio.) ¿No decía usted nada? (Silencio.) No tiene importancia. Veamos... (Reflexiona.)
ESTRAGÓN.--¡Ah!, ahora me encuentro mejor. (Arroja los huesos.)
VLADIMIR.- Vámonos.
ESTRAGÓN.- ¿Ya?
POZZO.- ¡Un momento! (Tira de la cuerda.) ¡Silla! (La señala con el látigo. LUCKY la aparta.) ¡Más! ¡Allí! (Vuelve a sentarse. LUCKY retrocede y coge de nuevo la maleta y el cesto.) ¡Ya estoy otra vez instalado! (Empieza a cargar su pipa.)
VLADIMIR.- Vámonos.
POZZO.- Confío en que no se irán por mi. Quédense un poco más, no lo lamentarán.
ESTRAGÓN.- (Oliéndose la limosna.) Tenemos tiempo.
POZZO.- (Que ha encendido su pipa.) La segunda siempre es peor (Se quita la pipa de la boca, la contempla.) que la primera, quiero decir. (Vuelve a llevarse la pipa a la boca.) Pero también es buena.
VLADIMIR.- Me voy.
POZZO.- No puede soportar mi presencia. Sin duda soy poco humano, pero ¿es eso una razón? (A VLADIMIR.) Piénselo, antes de cometer una imprudencia. Supongamos que se va usted ahora, que aún es de día, porque, a pesar de todo, aún es de día. (Los tres miran al cielo.) Bien. ¿Qué pasa en ese caso... (Se quita la pipa de la boca, la mira.), . . se me ha apagado... (Enciende la pipa.), ...en ese caso... en ese caso... ¿qué será en ese caso de la cita que tienen con ese... Godet..., Godot..., Godin... (Silencio.)... bueno, ya saben ustedes a quien me refiero, del que depende su porvenir... (Silencio.).... bueno, su porvenir inmediato? ..
ESTRAGÓN.- Tiene razón.
VLADIMIR.- ¿Cómo lo sabia usted?
POZZO.- ¡Vaya, hombre! ¡Ya vuelve a dirigirme la palabra! Acabaremos por cogernos cariño.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué no suelta su equipaje?
POZZO.- A mí también me gustaría encontrarlo. Cuanta más gente encuentro, más feliz soy. Con la criatura más insignificante uno aprende, se enriquece, saborea mejor su felicidad. Ustedes (Los mira detenidamente uno tras otro, para que ambos se sepan mirados.), ustedes mismos, ¿quién sabe?, es posible que me hayan dado algo.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué no suelta el equipaje?
POZZO.- Pero eso me extrañaría.
VLADIMIR.- Se le ha hecho una pregunta.
POZZO.- (Encantado.) ¿Una pregunta? ¿Quién? ¿Cuál? (Silencio.) Hace un momento me llamaban señor, temblando. Ahora me hacen preguntas. Esto va a acabar mal.
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) Me parece que te escucha.
ESTRAGÓN.-(Que ha vuelto a girar en torno a LUCKY.) ¿Qué?
VLADIMIR.- Puedes preguntarle ahora. Está alertado.
ESTRAGÓN.- ¿Preguntarle qué?
VLADIMIR.- ¿Por qué no suelta su equipaje?
ESTRAGÓN.- Es lo que yo quisiera saber.
VLADIMIR.- Anda, pregúntaselo.
POZZO.- (Que ha seguido su diálogo con atención expectante, temiendo que la pregunta se pierda.) Me preguntan ustedes que por qué no suelta su equipaje, como ustedes dicen.
VLADIMIR.- Eso.
POZZO.- (A ESTRAGÓN.) ¿Está usted de acuerdo?
ESTRAGÓN.- (Que sigue girando en torno a LUCKY.) Resopla como una foca.
POZZO.- Voy a contestarles. (A ESTRAGÓN.) Pero estése quieto, se lo suplico, me pone usted nervioso.
VLADIMIR.- Ven aquí.
ESTRAGÓN.- ¿Qué pasa?
VLADIMIR.- Va a hablar. ( Inmóviles, pegados el uno al otro, escuchan.)
POZZO.- Perfecto. ¿Están todos? ¿Me miran todos? (Mira a LUCKY, tira de la cuerda. LUCKY levanta la cabeza.) Mírame, cerdo. (LUCKY lo mira.) Perfecto. (Guarda la pipa en el bolsillo, saca un pulverizador, se rocía la garganta y vuelve a guardarlo en el bolsillo, carraspea, escupe, vuelve a sacar el pulverizador, se rocía de nuevo la garganta y vuelve a guardarlo en el bolsillo.) Estoy preparado. ¿Me escuchan todos? (Mira a LUCKY y tira de la cuerda.) ¡Avanza! (LUCKY avanza.) ¡Ahí! (LUCKY se detiene.) ¿Están todos preparados? (Mira a los tres, en último lugar a LUCKY, y tira de la cuerda.) ¿Ya? (LUCKY levanta la cabeza.) No me gusta hablar sin que me escuchen. Bueno. Veamos. (Reflexiona.)
ESTRAGÓN.- Me voy.
POZZO.- ¿Qué es exactamente lo que me han preguntado?
VLADIMIR.- ¿Por qué...?
POZZO.- (Colérico.) ¡No me interrumpan cuando hablo! (Pausa. Más tranquilo.) Si hablamos todos a un tiempo, no acabaremos nunca. (Pausa.) ¿Qué estaba diciendo? (Pausa. Más alto.) ¿Qué estaba diciendo? (VLADIMIR imita a alguien que lleva una pesada carga. POZZO lo mira sin comprender.)
ESTRAGÓN.- (Con fuerza.) ¡Equipaje! (Señala hacia LUCKY.) ¿Por qué? Siempre llevar. (Imita al que se inclina por el peso, jadeando.) Nunca dejar. (Abre las manos y se levanta, aliviado.) ¿Por qué?
POZZO.- Ya caigo. Haberlo dicho antes. ¿Por qué no se pone cómodo? Tratemos de ver claro. ¿No tiene derecho? Sí. Entonces, ¿es que no quiere? El razonamiento es válido. ¿Y por qué no quiere? (Pausa.) Señores, se lo voy a decir.
VLADIMIR.- ¡Atención!
POZZO.- Para impresionarme, para que no lo despida.
ESTRAGÓN.- ¿Qué?
POZZO.- Quizá me haya explicado mal. Intenta inspirarme compasión para que renuncie a separarme de él. No, no es eso precisamente.
VLADIMIR.- ¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO.- El quiere quedarse conmigo, pero no se quedará.
VLADIMIR.- ¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO.- Se imagina que, al ver yo que es un buen cargador, me sentiré impulsado a ocuparlo en adelante en esa tarea.
ESTRAGÓN.- ¿No lo quiere usted ya?
POZZO.- En realidad, carga como un cerdo. No es su oficio.
VLADIMIR.- ¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO.- Se figura que, al verlo infatigable, me arrepentiré. Ese es su miserable cálculo. ¡Como si me faltaran a mí peones! (Los tres miran a LUCKY.) ¡Atlas, hijo de Júpiter! (Silencio.) Y ya está. Creo que he contestado a su pregunta. ¿Tienen alguna otra que hacer? (Reanuda sus manipulaciones con el pulverizador.)
VLADIMIR.- ¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO.- Piensen que yo hubiera podido estar en su lugar y él en el mío. Si el azar no se hubiera opuesto. A cada cual lo que se merece.
VLADIMIR.- ¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO.- ¿Qué dice usted?
VLADIMIR.- ¿Quiere usted desprenderse de él?
POZZO.- Efectivamente. Pero en vez de echarlo, como hubiera podido hacer, quiero decir, en vez de ponerlo simplemente en la puerta a patadas en el culo, es tal mi bondad, que lo llevo al mercado de San Salvador, ~ donde espero sacar algo por él. Aunque, a decir verdad, a seres como este no es posible echarlos. Para hacerlo bien, habría que matarlos. (LUCKY llora.)
ESTRAGÓN.- Está llorando.
POZZO.- Los perros viejos tienen más dignidad. (Le da su pañuelo a ESTRAGÓN.) Puesto que lo compadece, consuélelo. (ESTRAGÓN vacila.) Tome. (ESTRAGÓN coge el pañuelo.) Séquele los ojos. Así se sentirá menos abandonado. (ESTRAGÓN sigue vacilando.)
VLADIMIR.- Dame, lo haré yo. (ESTRAGÓN no quiere darle el pañuelo. Gestos infantiles.)
POZZO.- Dése prisa. Pronto dejara de llorar. (ESTRAGÓN se acerca a LUCKY y se dispone a secarle los ojos. LUCKY le pega una violenta patada en la espinilla. ESTRAGÓN suelta el pañuelo, se echa atrás y da la vuelta al escenario cojeando y' gritando de dolor.) Pañuelo. (LUCKY deja la maleta y el cesto, recoge el pañuelo, avanza, se lo entrega a POZZO, retrocede y coge la maleta y el cesto.)
ESTRAGÓN.- ¡Cochino! ¡Animal! (Se levanta el pantalón.) ¡Me ha lisiado!
POZZO.- Ya les advertí que no le gustaban las personas extrañas.
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) Déjame ver. (ESTRAGÓN le enseña la pierna. A POZZO, Col? cólera.) ¡Está sangrando!
POZZO.- Eso es buena señal.
ESTRAGÓN.- (Con la pierna herida en el aire.) ¡Ya no podré andar!
VLADIMIR.- (Tiernamente.) Yo te llevaré. (Pausa.) En caso necesario.
POZZO.- Ya no llora. (A ESTRAGÓN.) Usted lo ha sustituido en cierto modo. Las lágrimas del mundo son inmutables. Por cada uno que empieza a llorar, en otra parte hay otro que cesa de hacerlo. Lo mismo pasa con la risa. (Ríe.) No hablemos, pues, mal de nuestros tiempos; no son peores que los pasados. (Silencio.) Claro que tampoco debemos hablar bien. (Silencio.) No hablemos. (Silencio.) Es cierto que la población ha aumentado.
VLADIMIR.- Intenta andar. (ESTRAGÓN anda cojeando, se detiene ante LUCKY y le escupe; después va a sentarse donde estaba al levantarse el telón.)
POZZO.- ¿Saben ustedes quién me ha enseñado todas estas cosas tan hermosas? (Pausa. Apuntando su dedo hacia LUCKY.) ¡El!
VLADIMIR.- (Mirando al cielo.) ¿No llegara la noche nunca?
POZZO.- Sin él, jamás habría pensado ni sentido más que cosas bajas relacionadas con mi oficio de..., no importa qué. Me sabía incapaz de la belleza, la gracia, la verdad suprema. Entonces tomé un «knuk».
VLADIMIR.- (A pesar suyo, dejando de contemplar el cielo.) ¿Un «knuk»?
POZZO.- Pronto hará sesenta años de esto... (Calcula mentalmente.) .. sí, muy pronto, sesenta. (Se yergue gallardamente.) No los aparento, ¿verdad? (VLADIMIR mira a LUCKY.) Al lado de él, yo parezco un hombre joven, ¿no? (Pausa. A LUCKY.) ¡Sombrero! (LUCKY deja el cesto y se quita el sombrero. Por su rostro cae una espesa cabellera blanca. Se coloca el sombrero bajo el brazo y vuelve a coger el cesto.) Ahora, miren. (POZZO se quita su sombrero. Es completamente calvo. Vuelve a ponerse el sombrero.) ¿Han visto ustedes?
VLADIMIR.- ¿Qué es un «knuk»?
POZZO.- Ustedes no son de aquí. ¿Son siquiera de este siglo? Antiguamente había bufones. Ahora se tienen «knuks». Quienes pueden permitírselo.
VLADIMIR.- ¿Y ahora lo echa? ¿A un servidor tan viejo, tan fiel?
ESTRAGÓN.- ¡Canalla! (POZZO, cada vez más agitado.)
VLADIMIR.- Después de haberle chupado la sangre lo tira como una... (Busca la expresión.)... como una piel de plátano. Confiese que...
POZZO.- (Gimiendo, llevándose las manos a la cabeza.) No puedo... soportar... lo que hace..., no pueden saber..., es horrible..., es necesario que se vaya... (Levanta los brazos.) Me vuelvo loco... (Queda abatido, con la cabeza entre los brazos.) No puedo más..., no puedo más... (Silencio. Todos miran a POZZO. LUCKY se estremece.)
VLADIMIR.- No puede más.
ESTRAGÓN.- Es horrible.
VLADIMIR.- Se está volviendo loco.
ESTRAGÓN.- Es repugnante.
VLADIMIR.- (A LUCKY.) ¿Cómo se atreve? ¡Es vergonzoso! ¡Un amo tan bueno! ¡Hacerle sufrir así! ¡Al cabo de tantos años! ¡Verdaderamente!...
POZZO.- (Sollozando.) Antes... era amable..., me ayudaba..., me distraía..., me hacía mejor...; ahora... me está matando...
ESTRAGÓN.- (A VLADIMIR.) ¿Quiere reemplazarlo?
VLADIMIR.- ¿Cómo?
ESTRAGÓN.- No he entendido si quiere reemplazarlo o si no lo quiere a su lado.
VLADIMIR.- No lo creo.
ESTRAGÓN.- ¿Cómo?
VLADIMIR.- No sé.
ESTRAGÓN.- Hay que preguntárselo.
POZZO.- (Tranquilo.) Señores, no sé qué me ha pasado. Les pido perdón. Olviden todo esto. (Cada vez más dueño de sí.) No sé muy bien lo que he dicho, pero pueden estar seguros de que no había una palabra de verdad en todo ello. (Se levanta y se golpea el pecho.) ¿Tengo el aspecto de un hombre a quien se hace sufrir? ¡Vamos! (Hurga en sus bolsillos.) ¿Qué ha sido de mi pipa?
VLADIMIR.- Encantadora velada.
ESTRAGÓN.- Inolvidable.
VLADIMIR.- Y aún no ha terminado.
ESTRAGÓN.- Eso parece.
VLADIMIR.- No ha hecho
ESTRAGÓN.- Es terrible.
VLADIMIR.- Se diría que estamos en un espectáculo.
ESTRAGÓN.- En el circo.
VLADIMIR.- En un music-hall.
ESTRAGÓN.- En el circo.
POZZO.- Pero ¿qué he hecho con mi pipa?
ESTRAGÓN.- ¡Qué gracia! Ha perdido su cachimba. (Ríe ruidosamente.)
VLADIMIR.- Ahora vuelvo. (Se dirige hacia los bastidores).
ESTRAGÓN.- Al fondo del pasillo, a la izquierda.
VLADIMIR.- Guárdame el sitio. (Sale.)
POZZO.- ¡He perdido mi Abdullah!
ESTRAGÓN.-(Retorciéndose.) ¡Es para troncharse!
POZZO.- (Alzando la cabeza.) Ustedes no habrán visto... (Se da cuenta de la ausencia de VLADIMIR.) ¡Oh, se ha marchado!... Sin decirme adiós. Eso no está bien. Hubiera usted debido retenerlo.
ESTRAGÓN.- Ya se retuvo él solo.
POZZO.- ¡Oh! (Pausa.) Menos mal.
ESTRAGÓN.- (Levantándose.) Venga aquí.
POZZO.- ¿Para qué?
ESTRAGÓN.- Ya verá.
POZZO.- ¿Quiere que me levante?
ESTRAGÓN.- Venga..., venga..., deprisa. (POZZO se levanta y se dirige hacia ESTRAGÓN.)
ESTRAGÓN.- ¡Mire!
POZZO.- ¡Vaya, vaya!
ESTRAGÓN.- Se acabó. (VLADIMIR vuelve, serio; empuja a LUCKY, tira la silla plegable de una patada y camina por el escenario agitadamente.)
POZZO.- ¿No está contento?
ESTRAGÓN.- Te has perdido algo estupendo. ¡Que lástima! (VLADIMIR se detiene, levanta la silla de tijera y vuelve a recorrer el escenario, más tranquilo.)
POZZO.- Se calma. (Mira alrededor.) Por otra parte, todo se calma, lo percibo. Se hace una gran paz. Escuchen. (Levanta la mano.) Pan duerme.
VLADIMIR.- (Deteniéndose.) ¿No acabará de llegar la noche? (Los tres miran al cielo.) POZZO.- ¿No les conviene marcharse antes?
ESTRAGÓN.- Es que..., comprenda usted...
POZZO.- Es natural, es muy natural. En su lugar, yo mismo, si estuviera citado con un Godin..., Godet..., Godot, bueno, ya saben ustedes a quién me refiero, esperaría a que cerrara la noche antes de marcharme. (Mira la silla.) Me gustaría mucho volver a sentarme, pero no sé cómo hacerlo.
ESTRAGÓN.- ¿Puedo ayudarle?
POZZO.- Si me lo pidiera, quizá.
ESTRAGÓN.- ¿Qué?
POZZO.- Si me pidiera que me siente.
ESTRAGÓN.- ¿Eso le ayudaría?
POZZO.- Me parece que si.
ESTRAGÓN.- Pues, entonces, siéntese, señor...; se lo ruego.
POZZO.- No, no, no vale la pena. (Pausa. En voz baja.) Insista un poco.
ESTRAGÓN.- Pero, vamos, no se quede en pie, va a coger frío.
POZZO.- ¿Usted cree?
ESTRAGÓN.- Estoy absolutamente seguro.
POZZO.- Sin duda tiene usted razón. (Vuelve a sentarse.) Gracias, amigo. Heme otra vez instalado. (ESTRAGÓN también se sienta. POZZO mira su reloj.) Pero tengo que dejarlos, si no quiero retrasarme.
VLADIMIR.- El tiempo se ha detenido.
POZZO.- (Acercándose el reloj al oído.) No lo crea, señor, no lo crea. (Se guarda el reloj en el bolsillo.) Todo lo que usted quiera, menos eso.
ESTRAGÓN.- (A POZZO.) Hoy todo lo ve negro.
POZZO.- Salvo el firmamento. (Ríe, complacido de su chiste.) Paciencia, ya llegará. Pero ya sé lo que pasa: ustedes no son de aquí y aún no saben cómo son nuestros crepúsculos. ¿Quieren que se lo diga? (Silencio. ESTRAGÓN y VLADIMIR se ponen a examinar, aquel su zapato y este su sombrero. El sombrero de LUCKY cae, sin que este se dé cuenta.) Me gustaría satisfacerlos. (Maniobras con el pulverizador.) Por favor, un poco de atención. (ESTRAGÓN y VLADIMIRO continúan su tejemaneje. LUCKY está medio dormido. POZZO restalla el látigo, que produce un ruido muy débil.) ¿Qué le pasa a este látigo? (Se levanta y lo chasquea con más fuerza, con éxito al fin. LUCKY se sobresalta. A ESTRAGÓN y VLADIMIR se les caen de las manos el zapato y el sombrero, respectivamente. POZZO arroja el látigo.) Este látigo ya no vale para nada. (Mira a su auditorio.) ¿Qué estaba diciendo?
VLADIMIR.- Vámonos.
ESTRAGÓN.- Pero no se quede ahí de pie, va a enfermar.
POZZO.- Es verdad. (Vuelve a sentarse. A ESTRAGÓN.) ¿Cómo se llama usted?
ESTRAGÓN.- (Sin vacilar.) Cátulo.
POZZO.- (Que no ha escuchado.) ¡Ah, sí, la noche! (Levanta la cabeza.) Pero presten un poco más de atención; si no, no acabaremos nunca. (Mira al cielo.) Miren. (Todos miran al cielo, excepto LUCKY, que ha vuelto a adormecerse. POZZO se da cuenta y tira de la cuerda.) ¿Quieres mirar al cielo, cerdo? (LUCKY vuelve la cabeza.) Bueno, basta. (Bajan la cabeza.) ¿Qué tiene de extraordinario? ¿En cuanto cielo? Es pálido y luminoso, como cualquier otro cielo a esta misma hora. (Pausa.) En estas latitudes. (Pausa.) Cuando hace buen tiempo. (Su voz adquiere un tono cantarino.) Hace una hora (Mira su reloj; en tono prosaico.) aproximadamente (Otra vez en tono lírico.), después de habernos enviado desde... (Vacila, en tono bajo.), pongamos las diez de la mañana... (Eleva la voz.), sin cesar torrentes de luz roja y blanca, ha comenzado a perder su resplandor, a palidecer (Gesto con las dos manos, que bajan escalonadamente.), a palidecer, siempre un poco más, un poco más, hasta que (Pausa dramática, ancho gesto horizontal con ambas manos, que se separan.), ¡zas!, ¡se acabó!, ¡ya no se mueve! (Silencio.) Pero (Alza la mano con ademán admonitorio.) ...pero tras ese velo de dulzura y calma (Levanta los ojos hacia el cielo, imitándolo los demás, excepto LUCKY.) la noche galopa (La voz se hace más vibrante.) y vendrá a arrojarse sobre nosotros (Chasquea los dedos.), ¡paff!, así... (Se le va la inspiración.), cuando menos lo esperemos. (Silencio. Voz lúgubre.) Eso es lo que pasa en esta puta tierra. (Largo silencio.)
ESTRAGÓN.- Desde el momento en que se está prevenido...
VLADIMIR.- Se puede aguantar.
ESTRAGÓN.- Uno sabe a qué atenerse.
VLADIMIR.- No hay por qué inquietarse.
ESTRAGÓN.- No hay más que esperar.
VLADIMIR.- Estamos acostumbrados. (Recoge su sombrero, mira en su interior, lo sacude y se lo pone.)
POZZO.- ¿Qué les he parecido? (ESTRAGÓN y VLADIMIR lo miran sin comprender.) ¿Bien? ¿Regular? ¿Pasable? ¿Mediocre? ¿Francamente mal?
VLADIMIR.- (Comprendiendo en seguida.) ¡Oh, muy bien, estupendamente bien!
POZZO.- (A ESTRAGÓN.) ¿Y a usted, señor?
ESTRAGÓN.- (Con acento inglés.) ¡Oh, muy bueno, muy muy muy bueno!
POZZO.- (En un arranque.) ¡Gracias, señores! (Pausa.) ¡Tengo tanta necesidad de estimulo! (Medita.) Al final estuve un poco más flojo. ¿No se han dado cuenta?
VLADIMIR.- ¡Oh, quizá un poquitín!
VLADIMIR.- ¡Oh, quizá un poquitín!
ESTRAGÓN.- Creí que lo hacia adrede.
POZZO.- Es que tengo mala memoria. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Entre tanto, no pasa nada.
POZZO.- (Desolado.) ¿Se aburre usted?
ESTRAGÓN.- Más bien, sí.
POZZO.- (A VLADIMIR.) ¿Y usted, señor?
VLADIMIR.- No es muy divertido. (Silencio. interiormente.)
POZZO.- Señores, han estado ustedes conmigo... (Busca la palabra.) ...atentos. ESTRAGÓN.- ¡Qué va!
VLADIMIR.- ¡Qué ocurrencia!
POZZO.- Pues claro que si, han estado ustedes correctos. De tal forma, que me pregunto: ¿Qué podría hacer yo; a mi vez por estas excelentes personas que se aburren?
ESTRAGÓN.- No nos vendría mal una moneda.
VLADIMIR.- No somos mendigos.
POZZO.- Lo que yo me pregunto es qué puedo hacer para que el tiempo se les haga menos largo. Les he dado huesos, les he hablado de multitud de cosas, les he explicado el crepúsculo, de acuerdo. Pero veamos: ¿es esto suficiente..., eso es lo que me tortura..., es suficiente?
ESTRAGÓN.- Incluso una moneda.
VLADIMIR.- ¡Cállate!
ESTRAGÓN.- Me voy.
POZZO.- ¿Es esto suficiente? Sin duda. Pero yo soy generoso. Es mi temperamento. Hoy. ¡Qué le vamos a hacer! (Tira de la cuerda. LUCKY lo mira.) Porque voy a sufrir, es cierto. (Sin levantarse, se inclina y coge el látigo.) ¿Qué prefieren ustedes? ¿Que baile, que cante, que recite, que piense, que...?
ESTRAGÓN.- ¿Quién?
POZZO.- jQuién! ¿Ustedes saben pensar?
VLADIMIR.- ¿El piensa?
POZZO.- Perfectamente. En voz alta. Antes, hasta pensaba bellamente y yo podía escucharlo durante horas y horas. Ahora... (Se estremece.) En fin, mala suerte. Así, pues, ¿quieren ustedes que nos piense algo?
ESTRAGÓN.- A mi me gustaría más que bailara; seria más gracioso.
POZZO.- No necesariamente.
ESTRAGÓN.- ¿No es verdad, Didí, que sería más gracioso?
VLADIMIR.- A mí me gustaría más oírlo pensar.
ESTRAGÓN.- ¿Y no podría primero bailar y después pensar? Si no es mucho pedirle.
VLADIMIR.- (A POZZO.) ¿Es posible?
POZZO.- Naturalmente, nada más fácil. Además, es el orden natural. (Risa corta.)
VLADIMIR.- Entonces, que baile. (Silencio.)
POZZO.- (A LUCKY.) ¿Has oído?
ESTRAGÓN.- ¿Nunca se niega?
POZZO.- Ahora verán. (A LUCKY.) ¡Baila, asqueroso! (LUCKY deja la maleta y el cesto, avanza un poco hacia las candilejas y se vuelve hacia POZZO. ESTRAGÓN se levanta para verlo mejor. LUCKY baila. Se detiene.)
ESTRAGÓN.- ¿Eso es todo?
POZZO.- ¡Sigue! (LUCKY repite los mismos movimientos; se detiene.)
ESTRAGÓN.- ¡Vaya, cerdito! (Imita los movimientos de LUCKY.) Eso lo hago yo. (Lo imita y está a punto de caer. Vuelve a sentarse.) Con un poco de entrenamiento.
VLADIMIR.- Está cansado.
POZZO.- Antes bailaba la farandola, la almea, el bran, la giga, el fandango e incluso el «hornpipe». Saltaba y brincaba. Ahora ya solo hace esto. ¿Saben cómo se llama?
ESTRAGÓN.- «La muerte del lamparero».
VLADIMIR.- «El cáncer de los ancianos». ~
POZZO.- «La danza de la red». Se cree cogido en una red.
VLADIMIR.- (Con gesto de entendido.) Hay algo... (LUCKY se dispone a volver hacia su carga.)
POZZO.- ( Como a un caballo.) ¡Sooo! (LUCKY se queda inmóvil.)
ESTRAGÓN.- ¿Nunca se niega?
POZZO.- Se lo voy a explicar. (Busca en sus bolillos.) Esperen. (Busca.) ¿Dónde está mi perilla? (Sigue buscando.) ¡Lo que me faltaba! (Levanta la cabeza estupefacto. Con voz moribunda.) ¡He perdido mi pulverizador!
ESTRAGÓN.- (Con voz moribunda.) Mi pulmón izquierdo está muy débil. (Tose débilmente. Con voz de trueno.) Pero ¡mi pulmón derecho está perfectamente!
POZZO.- (Con voz normal.) ¡Qué le vamos a hacer, prescindiré de él! ¿Qué estaba diciendo? (Reflexiona.) Esperen. (Reflexiona.) ¡Lo que me faltaba! (Levanta la cabeza.) ¡Ayúdenme!
ESTRAGÓN.- Estoy buscando.
ESTRAGÓN.- Estoy buscando.
VLADIMIR.- Yo también.
POZZO.- ¡Esperen! (Los tres se descubre,: simultáneamente, se llevan la mano a la frente y se concentran, crispados. Largo silencio.)
ESTRAGÓN.- (Triunfalmente.) ¡Ah!
VLADIMIR.- Lo ha encontrado.
POZZO.- (Impaciente.) ¿Qué hay?
ESTRAGÓN.- ¿Por qué no deja el equipaje en el suelo?
VLADIMIR.- ¡Qué tontería!
POZZO.- ¿Está usted seguro?
VLADIMIR.- Vamos, si ya nos lo ha dicho.
POZZO.- ¿Se lo he dicho ya?
ESTRAGÓN.- ¿Nos lo ha dicho ya?
VLADIMIR.- Por lo demás, lo ha dejado.
ESTRAGÓN.- (Mira hacia LUCKY.) Es verdad. ¿Entonces...?
VLADIMIR.- Puesto que ha dejado el equipaje en el suelo, es imposible que hayamos preguntado por qué no lo deja.
POZZO.- ¡Muy bien razonado!
ESTRAGÓN.- ¿Y por qué lo ha dejado?
POZZO.- Eso.
VLADIMIR.- Para bailar.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
POZZO.- (Levantando la mano.) ¡Esperen! (Pausa.) No digan nada. (Pausa.) Eso es. (Se pone su sombrero.) Ya caigo. (ESTRAGÓN y VLADIMIR se vuelven a poner sus sombreros.)
VLADIMIR.- Lo ha encontrado.
POZZO.- Vean cómo ocurre esto.
ESTRAGÓN.- ¿De qué se trata?
POZZO.- Ahora lo verán. Pero es muy difícil decirlo.
VLADIMIR.- No lo diga.
POZZO.- ¡Oh!, no tengan miedo, llegaré. Pero quiero ser breve, porque se hace tarde. Diganme el medio de ser breve y al mismo tiempo claro. Déjenme reflexionar.
ESTRAGÓN.- Sea largo, eso será menos largo.
POZZO.- (Que ha reflexionado.) Ya empiezo. Vean ustedes, una de dos.
ESTRAGÓN.- Es el delirio.
POZZO.- O le pido cualquier cosa: bailar, cantar, pensar...
VLADIMIR.- ¡Está bien, está bien, hemos comprendido!
POZZO.- O no le pido nada. Bueno. No me interrumpan. Supongamos que le pido... bailar, por ejemplo. ¿Qué sucede?
ESTRAGÓN.- Se pone a silbar.
POZZO.- (Irritado.) No diré una palabra mas.
VLADIMIR.- Continúe, se lo ruego.
POZZO.- Me interrumpen constantemente.
VLADIMIR.- Siga, siga, es apasionante.
POZZO.- Insistan un poco.
ESTRAGÓN.- (Juntando las manos.) Se lo suplico, señor, continúe su relato.
POZZO.- ¿Dónde estaba?
VLADIMIR.- Usted le pedía que bailara.
ESTRAGÓN.- Que cantara.
POZZO.- Eso es, le pido que cante. ¿Qué ocurre? O bien canta, como le pido; o bien, en lugar de cantar, como le había pedido, se pone a bailar, por ejemplo, o a pensar, o a...
VLADIMIR.- Está claro, está claro, prosiga.
ESTRAGÓN.- ¡Basta!
VLADIMIR.- Sin embargo, esta noche hace todo lo que le pide.
POZZO.- Es para enternecerme, para que lo conserve a mi lado.
ESTRAGÓN.- Todo esto son cuentos.
VLADIMIR.- No es seguro.
ESTRAGÓN.- En seguida nos dirá que en todo esto no ha habido una palabra de verdad.
VLADIMIR.- (A POZZO.) ¿No protesta?
VLADIMIR.- (A POZZO.) ¿No protesta?
POZZO.- Estoy cansado. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- (Levantándose.) No pasa nada, nadie viene, nadie se va. Es terrible.
VLADIMIR.- (A POZZO.) Dígale que piense.
VLADIMIR.- Déle su sombrero.
VLADIMIR.- ¿Su sombrero?
POZZO.- No puede pensar sin sombrero.
VLADIMIRO.- (A ESTRAGÓN.) Dale su sombrero.
ESTRAGÓN.- ¡Yo! ¡Después del golpe que me ha dado! ¡Nunca!
VLADIMIR.- Se lo daré yo. (No se mueve.)
ESTRAGÓN.- Que vaya él a buscarlo.
POZZO.- Es mejor dárselo.
VLADIMIR.- Se lo voy a dar (Coge el sombrero y se lo ofrece a LUCKY con el brazo extendido. LUCKY no se mueve.)
POZZO.- Es necesario ponérselo.
ESTRAGÓN.- (A POZZO.) Dígale usted que lo coja.
POZZO.- Es mejor ponérselo.
VLADIMIR.- Voy a ponérselo. (Rodea a LUCKY con precaución, acercándose lentamente por detrás; le pone el sombrero y retrocede con rapidez. LUCKY no se mueve. Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué espera?
POZZO.- ¡Aléjense! (ESTRAGÓN y VLADIMIR se alejan de LUCKY. POZZO tira de la cuerda. LUCKY lo mira.) ¡Piensa, cerdo! (Pausa. LUCKY empieza a bailar.) ¡Párate! (LUCKY se detiene.) ¡Acércate! (LUCKY se dirige hacia POZZO.) ¡Ahí! (LUCKY se para.) ¡Piensa! (Pausa.)
LUCKY.- Por otra parte, por lo que respecta...
POZZO.- ¡Párate! (LUCKY se calla.) ¡Atrás! (LUCKY retrocede.) ¡Ahí! (LUCKY se para.) ¡Arre! (LUCKY se vuelve hacia el público.) ¡Piensa!
LUCKY.- (En tono monótono.) Dada la existencia tal como se desprende de los recientes trabajos públicos de Poinçon y Wattmann de un Dios personal cuacuacuacua de barba blanca cuacua fuera del tiempo del espacio que desde lo alto de su divina apatía su divina atambía su divina afasia nos ama mucho con algunas excepciones (Sostenida atención de ESTRAGÓN y VLADIMIR, abatimiento y asco de POZZO.) no se sabe por qué pero eso llegará y sufre al igual que la divina Miranda con aquellos que están no se sabe por qué pero se tiene tiempo en el tormento en los fuegos cuyos fuegos las llamas a poco que duren todavía un poco y quién puede dudarlo incendiarán al fin las vigas a saber llevarán el infierno a las nubes tan azules por momentos aun hoy y tranquilas tan tranquilas con una tranquilidad que no por ser intermitente es menos bienvenida pero no anticipemos y teniendo en cuenta por otra parte que como consecuencia de las investigaciones inacabadas no anticipemos de las investigaciones inacabadas pero sin embargo coronadas por (la Acacacacademia de Antropopopometria de Berneen- Bresse de Testu y Conard se ha establecido sin otra posibilidad de error que la correspondiente a los cálculos humanos que como consecuencia de las investigaciones inacabadas inacabadas de Testu y Conard Primeros murmullos de ESTRAGÓN Y VLADIMIR. Aumentan los sufrimientos de POZZO.) ha quedado establecido tablecido tablecido lo que sigue que sigue que sigue a saber pero no anticipemos no se sabe por qué como consecuencia de los trabajos de Poinçon y Wattmann resulta tan claro tan claro que en vista de las laborales de Fartov y Beleher inacabadas macabadas no se sabe por qué de Testu y Conard inacabadas inacabadas resulta que el hombre contrariamente a la opinión contraria que el hombre en Bresse de Testu y Conard que el hombre en fin en una palabra que el hombre en una palabra en fin a pesar de los progresos de la alimentación y de la eliminación de los residuos está adelgazando y al mismo tiempo paralelamente no se sabe por qué a pesar del impulso de la cultura física (ESTRAGÓN y VLADIMIR se tranquilizan y vuelven a escuchar. POZZO se agita cada vez más y suelta unos gemidos.) de la práctica de los deportes tales talestales como el tenis el fútbol las carreras y a pie y en bicicleta la natación la equitación la aviación la conación el tenis el hockey el patinaje y sobre hielo y sobre asfalto el tenis la aviación los deportes los deportes de invierno de verano de otoño de otoño el tenis sobre hierba sobre madera sobre tierra batida la aviación el tenis el hockey sobre tierra sobre mar y en los aires la penicilina y sucedáneos en una palabra repito al mismo tiempo paralelamente achicándose no se sabe por qué a pesar del tenis repito la aviación el golf tanto a nueve como a dieciocho hoyos el tenis sobre hielo en una palabra no se sabe por qué en Vallecas Fuencarral Chamartin Carabanchel a saber al mismo tiempo paralelamente no se sabe por qué adelgazando encogiéndose repito Chamartin Carabanchel en una palabra la pérdida total por persona desde la muerte de Torres Villarroel siendo del orden de dos dedos cien gramos por persona aproximadamente por término medio (Exclamaciones de VLADIMIR y ESTRAGÓN. POZZO se levanta de un salto, tira de la cuerda. Todos gritan. LUCKY tira de la cuerda, da un traspié, chilla. Todos se arrojan sobre LUCKY, que lucha y grita su texto.) poco más o menos números redondos peso corr ido desnudo en Galicia no se sabe por qué en una palabra en fin poco importa los hechos están ahí y considerando por otra parte lo que todavía es más grave que resulta lo que todavía es más grave que a la luz la luz de las experiencias actuales de Steinweg y Petermann resulta lo que todavía es más grave que resulta lo que todavía es más grave a la luz la luz de las experiencias abandonadas de Steinweg y Petermann que en el campo en la montaña y a orilla del mar y de los ríos y de agua y de fuego el aire es el mismo y la tierra a saber el aire y la tierra por los grandes fríos el aire y la tierra hechos para las piedras por los grandes fríos ay en el siglo séptimo de su era el éter la tierra el mar para las piedras por los grandes fondos los grandes fríos sobre mar sobre tierra y en los aíres poca comida repito no se sabe por qué a pesar del tenis los hechos están ahí no se sabe por qué repito al siguiente en una palabra en fin ay al siguiente para las piedras quién puede dudarlo repito pero no anticipemos repito la cabeza al mismo tiempo paralelamente no se sabe por qué a pesar del tenis al siguiente la barba las llamas los llantos las piedras tan azules tan tranquilas ay la cabeza la cabeza la cabeza la cabeza en Galicia a pesar del tenis los trabajos abandonados inacabados más grave las piedras en una palabra repito ay ay abandonados inacabados la cabeza la cabeza en Galicia a pesar del tenis la cabeza ay las piedras Conard Conard... (Refriega encarnizada. LUCKY lanza aún algunas vocifrraciones.) ¡Tenis!... ¡Las piedras!... ¡Tan tranquilas!... ¡Conard!... ¡Inacabados!...
POZZO.- ¡Su sombrero! (VLADIMIR se apodera del sombrero de LUCKY, que se calla y cae. Gran silencio. los vencedores jadean.)
ESTRAGÓN.- Estoy vengado. (VLADIMIR contempla el sombrero de LUCKY y mira adentro.)
POZZO.- ¡Déme eso! (Le arranca el sombrero a VLADIMIR, lo arroja al suelo y lo pisotea.) ¡Así no pensará más!
POZZO.- ¡Déme eso! (Le arranca el sombrero a VLADIMIR, lo arroja al suelo y lo pisotea.) ¡Así no pensará más!
VLADIMIR.- Pero ¿podrá orientarse?
POZZO.- Yo lo orientaré. (Pega patadas a LUCKY.) ¡De pie! ¡Puerco!
ESTRAGÓN.- Quizá esté muerto.
VLADIMIR.- Va usted a matarlo.
POZZO.- ¡De pie! ¡Carroña! (Tira de la cuerda. LUCKY resbala. A ESTRAGÓN y VLADIMIR.) ¡Ayúdenme!
VLADIMIR.- Pero ¿cómo?
POZZO.- ¡Levántenlo! (ESTRAGÓN y VLADIMIR ponen en pie a LUCKY, lo sostienen un momento, después lo dejan. Vuelve a caer.)
ESTRAGÓN.- Lo hace adrede.
POZZO.- Hay que sostenerlo. (Pausa.) ¡Venga, venga, levántenlo!
ESTRAGÓN.- ¡Estoy harto!
VLADIMIR.- Vamos, probemos otra vez.
ESTRAGÓN.- ¿Por quién nos ha tomado?
VLADIMIR.- Vamos. (Ponen a LUCKY en pie, lo sostienen.)
POZZO.- ¡No lo suelten! (ESTRAGÓN y VLADIMIR vacilan.) ¡Esténse quietos! (POZZO coge la maleta y el cesto y los lleva hacia LUCKY.) ¡Sujétenlo bien! (Pone la maleta en la mano de LUCKY, el cual la deja caer inmediatamente.) ¡No lo suelten! (Vuelve a empezar. Poco a poco, al contacto con la maleta, LUCKY vuelve en si y sus dedos acaban por cerrarse en torno al asa.) ¡Sigan sujetándolo! (Igual operación con el cesto.) ¡Ea!, ya pueden soltarlo. (ESTRAGÓN y VLADIMIR se separan de LUCKY, que da un traspié, vacila, se dobla, pero consigue mantenerse en pie, con la maleta y el cesto en las manos. POZZO retrocede, y restalla el látigo.) ¡Adelante! (LUCKY avanza.) ¡Atrás! (LUCKY retrocede.) ¡Vuélvete! (LUCKY se vuelve.) ¡Ya está, puede andar! (Volviéndose hacia ESTRAGÓN y VLADIMIR.) Gracias señores, y permítanme... (Rebusca en sus bolsillos.) ...desearles... (Rebusca.),.. desearles... (Rebusca.) . ..pero ¿dónde tengo mi reloj? (Rebusca.) ¡Lo que faltaba! (Levanta la cabeza, con el rostro descompuesto.) Un auténtica saboneta. Señores, con segundero. Me la dio mi abuelito (Rebusca.) Puede que se haya caído. (Busca por el suelo, así como VLADIMIR y ESTRAGÓN. POZZO revuelve con el pie los restos del sombrero de LUCKY.) ¡Es el colmo!
VLADIMIR.- Quizá esté en el bolsillo del chaleco.
POZZO.- ¡Esperen! (Se inclina, y, aproximando su cabeza al vientre, escucha.) ¡No oigo nada! (Les hace señas de que se acerquen.) Vengan a ver. (ESTRAGÓN y VLADIMIR van hacia él v se inclinan sobre su vientre. Silencio.) Se debería oír el tictac.
VLADIMIR.- ¡Silencio! (Todos escuchan inclinados.)
ESTRAGÓN.- Yo oigo algo.
POZZO.- ¿Dónde?
VLADIMIR.- Es el corazón.
POZZO.- (Decepcionado.) ¡A la mierda!
VLADIMIR.- ¡Silencio! (Escuchan.)
ESTRAGÓN.- Quizá se haya parado. (Se yerguen.)
POZZO.- ¿Quién de ustedes huele tan mal?
ESTRAGÓN.- A este le huele la boca; a mí, los pies.
POZZO.- Los dejo.
ESTRAGÓN.- ¿Y su saboneta?
POZZO.- He debido dejarla en el castillo.
ESTRAGÓN.- Entonces, adiós.
POZZO.- Adiós.
VLADIMIR.- Adiós.
ESTRAGÓN.- Adiós. (Silencio. Nadie se mueve.)
VLADIMIR.- Adiós.
POZZO.- Adiós.
ESTRAGÓN.- Adiós. (Silencio.)
POZZO.-Y gracias.
VLADIMIR.- A usted.
POZZO.- De nada.
ESTRAGÓN.- Sí, sí.
POZZO.- No, no.
VLADIMIR.- Sí, si.
ESTRAGÓN.- No, no. (Silencio.)
POZZO.- No acabo. (Vacila.) ...de marcharme.
ESTRAGÓN.- ¡Así es la vida! (POZZO se vuelve, se aleja de LUCKY hacia el lateral, soltando cuerda a medida que se retira.)
VLADIMIR.- Se ha equivocado de camino.
POZZO.- Necesito carrerilla. (Al llegar al extremo de la cuerda, es decir, al bastidor, se detiene, se vuelve y grita:) ¡Apártense! (ESTRAGÓN y VLADIMIR se sitúan en el foro, mirando hacia POZZO. Ruido de látigo.) ¡Adelante! (LUCKY no se mueve.)
ESTRAGÓN.- ¡Adelante!
VLADIMIR.- ¡Adelante! (Ruido de látigo. LUCKY se pone en marcha.)
POZZO.- ¡Más deprisa! (Sale del lateral, atraviesa el escenario tras LUCKY. ESTRAGÓN y VLADIMIR se descubren, agitan la mano. LUCKY sale. POZZO chasquea la cuerda y el látigo:) ¡Más deprisa! ¡Más deprisa! (En el momento en que va a desaparecer, POZZO se detiene y se vuelve. La cuerda se tensa. Ruido de LUCKY, que cae.) ¡Mi silla! (VLADIMIR va a buscar la silla y se la da a POZZO, quien la arroja hacía LUCKY.) ¡Adiós!
ESTRAGÓN y VLADIMIR.- (Agitando la mano.) ¡Adiós! ¡Adiós!
POZZO.- ¡De pie! ¡Puerco! (Ruido de LUCKY, que se levanta.) ¡Adelante! (POZZO sale. Ruido del látigo.) ¡Adelante! ¡Adiós! ¡Más deprisa! ¡Puerco! ¡Arre! ¡Adiós! (Silencio.)
VLADIMIR.- Nos ha hecho pasar el rato.
ESTRAGÓN.- Sin esto hubiera pasado igual.
VLADIMIR.- Sí, pero más despacio. (Pausa.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué hacemos ahora?
VLADIMIR.- No sé.
ESTRAGÓN.- Vámonos.
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Pausa.)
VLADIMIR.- Han cambiado mucho.
ESTRAGÓN.- ¿Quiénes?
VLADIMIR.- Esos dos.
ESTRAGÓN.- Eso es. Charlemos un poco.
VLADIMIR.- ¿No es verdad que han cambiado mucho?
ESTRAGÓN.- Es probable. Solo nosotros no cambiamos.
VLADIMIR.- ¿Probable? Sin duda. ¿Los has visto bien?
ESTRAGÓN.- Como quieras. Pero no los conozco.
VLADIMIR.- Pues claro que los conoces.
ESTRAGÓN.- Pues claro que no.
VLADIMIR.- Te digo que los conocemos. Te olvidas de todo. (Pausa.) A menos que no sean los mismos.
ESTRAGÓN.- La prueba es que no nos han reconocido.
VLADIMIR.- Eso no quiere decir nada. Yo también he hecho como que no los reconocía. Además, a nosotros nunca nos reconocen.
ESTRAGÓN.- ¡Basta! Lo que hace falta... ¡Ay! (VLADIMIR no se inmuta.) ¡Ay!
VLADIMIR.- A menos que no sean los mismos.
ESTRAGÓN.- ¡Didi! ¡Es el otro pie! (Se dirige cojeando hacia el lugar en que estaba sentado al levantarse el telón.)
MUCHACHO.- (Dentro.) ¡Señor! (ESTRAGÓN se detiene. Ambos miran hacia donde sonó la voz.)
ESTRAGÓN.- Esto vuelve a empezar.
VLADIMIR.- Acércate, hijo. (Entra temerosamente un MUCHACHO. Se detiene.)
MUCHACHO.- ¿El señor Alberto?
VLADIMIR.- Soy yo.
ESTRAGÓN.- ¿Qué quieres?
VLADIMIR.- Ven aquí. (El MUCHACHO no se mueve.)
ESTRAGÓN.- (Con energía.) ¡Ven aquí, te digo! (El MUCHACHO avanza temerosamente, se detiene.)
VLADIMIR.- ¿Qué pasa?
MUCHACHO.- El señor Godot... (Se calla.)
VLADIMIR.- Naturalmente. (Pausa.) Acércate. (El MUCHACHO no se mueve.)
ESTRAGÓN.- (Con energía.) ¡Te dicen que te acerques! (El MUCHACHO avanza temerosamente, se detiene.) ¿Por qué vienes tan tarde?
VLADIMIR.- ¿Traes un mensaje del señor Godot?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIRO.- Pues venga, dilo.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué vienes tan tarde? (El MUCHACHO los mira uno tras otro, sin saber a cuál de los dos contestar.)
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) Déjalo tranquilo.
ESTRAGÓN.-(A VLADIMIR.) ¡A mí déjame en paz! (Dirigiéndose hacia el MUCHACHO.) ¿Sabes qué hora es?
MUCHACHO.- (Retrocediendo.) ¡Yo no tengo la culpa, señor!
ESTRAGÓN.- La tendré yo, entonces.
MUCHACHO.- Tenia miedo, señor.
ESTRAGÓN.- ¿Miedo de qué? ¿De nosotros? (Pausa.) ¡Contesta!
VLADIMIR.- Ya sé; eran los otros los que le daban miedo.
ESTRAGÓN.- ¿Cuánto tiempo hace que estás ahí?
MUCHACHO.- Hace un momento, señor.
VLADIMIR.- ¿Te daba miedo el látigo?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- ¿Los gritos?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- ¿Los dos señores?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- ¿Los conoces?
MUCHACHO.- No, señor.
VLADIMIR.- ¿Eres de aquí?
MUCHACHO.- Sí, señor.
ESTRAGÓN.- ¡Todo eso es una sarta de mentiras! (Coge al MUCHACHO por el brazo, lo zarandea.) ¡Dinos la verdad!
MUCHACHO.- (Temblando.) ¡Pero si es la verdad, señor!
VLADIMIR.- ¡Déjalo en paz de una vez! ¿Qué te pasa? (ESTRAGÓN suelta al MUCHACHO, retrocede, se lleva las manos a la cara. VLADIMIR y el MUCHACHO lo miran. ESTRAGÓN descubre su cara, descompuesta.) ¿Qué te pasa?
ESTRAGÓN.- Soy desgraciado.
VLADIMIR.- ¡No me digas! ¿Desde cuándo?
ESTRAGÓN.- Lo había olvidado.
VLADIMIR.- La memoria nos hace estas jugarretas. (ESTRAGÓN quiere hablar y renuncia, va cojeando a sentarse y comienza a descalzarse. Al MUCHACHO.) Bueno, ¿qué?...
MUCHACHO.- El señor Godot...
VLADIMIR.- (Interrumpiéndole.)Ya te he visto otra vez, ¿no?
MUCHACHO.- No sé, señor.
VLADIMIR.- ¿No me conoces?
MUCHACHO.- No, señor.
VLADIMIR.- ¿No viniste ayer?
MUCHACHO.- No, señor.
VLADIMIR.- ¿Es la primera vez que vienes?
MUCHACHO.- Si, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡Qué bien te sabes el papel! (Pausa.) Bueno, sigue.
MUCHACHO.- (De un tirón.) El señor Godot me ha dicho que les diga que no vendrá esta noche, sino que seguramente mañana.
VLADIMIR.- ¿Eso es todo?
MUCHACHO.- Si, señor.
VLADIMIR.- ¿Trabajas para el señor Godot?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- ¿Qué haces?
MUCHACHO.- Cuido de las cabras, señor.
VLADIMIR.- ¿Es amable contigo?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- ¿No te pega?
MUCHACHO.- No, señor, a mí no.
VLADIMIR.- ¿A quién pega?
MUCHACHO.- A mi hermano, señor.
VLADIMIR.- ¡Ah!, ¿tienes un hermano?
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR. ¿Y qué hace?
MUCHACHO.- Cuida de las ovejas, señor.
VLADIMIR.- ¿Y por qué a ti no te pega?
MUCHACHO.- No lo sé, señor.
VLADIMIR.- Debe de quererte.
MUCHACHO.- No lo sé, señor.
VLADIMIR.- ¿Te da bien de comer? duda.) Que si te da bien de comer.
MUCHACHO.- Muy bien, señor.
VLADIMIR.- ¿No eres desgraciado? (El MUCHACHO duda.) ¿Me comprendes?
MUCHACHO.- Si, señor.
VLADIMIR.- Pues ¿entonces?
MUCHACHO.- No sé, señor.
VLADIMIR. ¿No sabes si eres desgraciado o no?
MUCHACHO.- No, señor.
VLADIMIR.- Como yo. (Pausa.) ¿Dónde duermes?
MUCHACHO.- En el granero, señor.
VLADIMIR.- ¿Con tu hermano?
MUCHACHO.- Si, señor.
VLADIMIR.- ¿En el heno?
MUCHACHO.- Sí, señor. (Pausa.)
VLADIMIR.- Bueno, vete.
MUCHACHO.- ¿Qué tengo que decirle al señor Godot, señor?
VLADIMIR.- Dile... (Vacila.) Dile que nos has visto. (Pausa.) Nos has visto, ¿verdad?
MUCHACHO.- Si, señor. (Retrocede, vacila, se vuelve y sale corriendo.) (La luz empieza a disminuir bruscamente. En un momento ha cerrado la noche. Sale la luna, al fondo> se eleva en el firmamento, se para, inundando la escena de una plateada claridad.)
VLADIMIR.- ¡Al fin! (ESTRAGÓN se levanta y se dirige hacia VLADIMIR, con los dos zapatos en la mano. los pone junto a la batería, se yergue y mira a la luna.) ¿Qué haces?
ESTRAGÓN.- Lo que tú, mirando a la luna.
VLADIMIR.- Quiero decir, con tus zapatos.
ESTRAGÓN.- Los dejo ahí. (Pausa.) Alguien vendrá tan..., tan... como yo, pero calzando un número menor y lo harán feliz.
VLADIMIR.- Pero tú no puedes andar descalzo.
ESTRAGÓN.- Jesús lo hizo.
VLADIMIR.- ¡Jesús! ¿Y qué tiene que ver? ¡No irás a compararte con él!
ESTRAGÓN.- Toda mi vida me he comparado con él.
VLADIMIR.- Pero allá hacia calor. ¡Hacía buen tiempo!
ESTRAGÓN.- Sí. Y al menor descuido, crucificaban. (Silencio.)
VLADIMIR.- Ya no tenemos nada que hacer aquí.
ESTRAGÓN.- Ni en ninguna parte.
VLADIMIR.- Vamos, Gogo, no seas así. Mañana todo irá mejor.
ESTRAGÓN.- ¿Y cómo lo sabes?
VLADIMIR.- ¿No has oído lo que dijo el chiquillo?
ESTRAGÓN.- NO.
VLADIMIR.- Dijo que Godot seguramente vendrá mañana. (Pausa.) ¿No te dice nada eso?
ESTRAGÓN.- Entonces, hay que esperar aquí.
VLADIMIR.- ¡Estás loco! ¡Hay que cobijarse! (Cojo a ESTRAGÓN por el brazo.) Ven (Lo conduce. Al principio ESTRAGÓN se deja llevar, después se resiste. Se detienen.)
ESTRAGÓN.- (Mirando el árbol.) ¡Lástima que no tengamos un pedazo de cuerda!
VLADIMIR.- Ven. Empieza a hacer frío. (Lo conduce. los mismos movimientos que antes.)
ESTRAGÓN.- Recuérdame mañana que traiga una cuerda.
VLADIMIR.- Sí. Ven. (lo conduce. Igual juego.)
ESTRAGÓN.- ¿Cuánto tiempo hace que estamos siempre juntos?
VLADIMIR.- No sé. Quizá cincuenta años.
ESTRAGÓN.- ¿Te acuerdas del día que me arrojo al río? (Ródano / Durance dependiendo de la traducción; N. Del E.)
VLADIMIR.- Estábamos en la vendimia.
ESTRAGÓN.- Tú me sacaste.
VLADIMIR.- ¡Quién se acuerda de eso!
ESTRAGÓN.- Mi ropa se secó al sol.
VLADIMIR.- No pienses más. Ven. (El mismo juego).
ESTRAGÓN.- Espera.
VLADIMIR.- Tengo frío.
ESTRAGÓN.- Me pregunto si no hubiera sido mejor que cada uno fuera por su lado. (Pausa.) Quizá no estemos hechos el uno para el otro.
VLADIMIR.- (Sin enfadarse.) No se sabe.
ESTRAGÓN.- No, no se sabe nada.
VLADIMIR.- Aún estamos a tiempo de separarnos si crees que es mejor.
ESTRAGÓN.- Ahora, ya no vale la pena. (Silencio.)
VLADIMIR.- ES verdad, ahora ya no vale la pena. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¡Qué!, ¿nos vamos?
VLADIMIR.- Vámonos. (No se mueven.)
TELÓN
ACTO SEGUNDO
Al día siguiente. La misma hora. El mismo lugar. Junto a la batería, los zapatos de ESTRAGÓN pegados por los talones, separados por las puntas. El sombrero de LUCKY, en el mismo sitio. El árbol tiene algunas hojas.
Entra VLADIMIR rápidamente. Se detiene y mira despacio al árbol. Después, de repente, comienza a recorrer la escena en todas direcciones. Queda inmóvil de nuevo ante los zapatos, se inclina, coge uno, lo examina, lo huele y vuelve a dejarlo cuidadosamente en su sitio. Reanuda sus paseos por la escena. Se detiene junto al lateral derecho, mira durante buen rato a los lejos, con la mano como pantalla. Va de un lado para otro. Se detiene junto al lateral izquierdo; igual juego. Va de un lado para otro. Se detiene bruscamente, junta las manos sobre el pecho, echa la cabeza hacia atrás y se pone a cantar a voz en grito:
VLADIMIR.- En la despensa... (Ha empezado demasiado bajo; se detiene, tose y canta más alto:))
En la despensa entró un perro
y apañuscó una salchicha.
A golpes el cocinero.
con un cazo lo hizo trizas.
Los otros perros se enteran y lo entierran al instante...
(Se detiene, se concentra y después sigue:)
Los otros perros se enteran
y lo entierran al instante,
bajo una cruz de madera
en donde lee el caminante:
En la despensa entró un perro
y apañuscó una salchicha.
A golpes el cocinero
con un cazo lo hizo trizas.
Los otros perros se enteran
y lo entierran al instante...
(Se detiene. Igual juego.)
Los otros perros se enteran y lo entierran al instante.
(Se detiene. Igual juego. Más bajo.)
y lo entierran al instante...
(Se calla, permanece inmóvil un momento; después vuelve a recorrer febrilmente el escenario en todas direcciones. Nuevamente se para ante el árbol, va de un lado para otro, se detiene ante los zapatos> va de un lado para otro, corre al lateral izquierdo, mira a lo lejos, luego corre hacia el derecho, mira a lo lejos. En este momento entra ESTRAGÓN por el lateral izquierdo, descalzo, cabizbajo, y cruza lentamente el escenario. VLADIMIR se vuelve y lo ve.)
VLADIMIR.- ¡Otra vez tú! (ESTRAGÓN se para, pero no levanta la cabeza. VLADIMIR se dirige hacia él.) ¡Ven que te abrace.
ESTRAGÓN.-¡No me toques! (VLADIMIR, afligido, frena su impulso. Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Quieres que me vaya? (Pausa.) ¡Gogo! (Pausa. VLADIMIR lo mira con atención.) ¿Te han sacudido? (Pausa.) ¡Gogo! (ESTRAGÓN sigue callado, cabizbajo.) ¿Dónde has pasado la noche? (Silencio. VLADIMIR avanza.)
ESTRAGÓN.- ¡No me toques! ¡No me preguntes nada! ¡No me digas nada! ¡Quédate conmigo!
VLADIMIR.- ¿Te he dejado alguna vez?
ESTRAGÓN.- Me has dejado ir.
VLADIMIR.- ¡Mírame! (ESTRAGÓN no se mueve. Con voz potente.) ¡Te digo que me mires! (ESTRAGÓN levanta la cabeza. Se miran largamente, retrocediendo, avanzando e inclinando la cabeza como ante una obra de arte, y cada vez más temblorosamente va el uno hacia el otro; después, súbitamente, se abrazan y se dan palmadas en la espalda. Concluye el abrazo. ESTRAGÓN, sin apoyo, se tambalea.)
ESTRAGÓN.- ¡Vaya día!
VLADIMIR.- ¿Quién te ha zurrado? Cuéntame.
ESTRAGÓN.- ¡Vaya, ya acabó otro día!
VLADIMIR.- Todavía no.
ESTRAGÓN.- Pase lo que pase, para mí ha terminado. (Silencio.) Te oí cantar hace un momento.
VLADIMIR.- Es verdad, lo recuerdo.
ESTRAGÓN.- Me ha producido pena. Me decía: «Está solo, cree que me he ido para siempre y canta.»
VLADIMIR.- No podemos mandar en nuestro estado de ánimo. Durante todo el día me he sentido extraordinariamente bien. (Pausa.) En toda la noche no me he levantado una sola vez.
ESTRAGÓN.- (Con tristeza.) ¿Lo ves? Meas mejor cuando yo no estoy.
VLADIMIR.- Me faltabas tú..., y, al mismo tiempo, estaba contento. ¿No es curioso?
ESTRAGÓN.- (Enfadado.) ¿Contento?
VLADIMIR.- (Tras reflexionar.) Quizá no sea esa la palabra.
ESTRAGÓN.- ¿Y ahora?
VLADIMIR.- (Pensándolo.) Ahora... (Alegre.) estás aquí... (Indiferente.) estamos aquí... (Triste.) estoy aquí.
ESTRAGÓN.- ¿Lo ves? Estas peor cuando estoy aquí. También yo me encuentro mejor solo.
VLADIMIR.- (Ofendido.) Entonces, ¿por qué vuelves siempre?
ESTRAGÓN.- No lo sé.
VLADIMIR.- Pues yo silo sé. Porque no sabes defenderte. Yo no hubiera dejado que te pegaran.
ESTRAGÓN.- No habrías podido impedirlo.
VLADIMIR.- ¿Por qué?
ESTRAGÓN.- Eran diez.
VLADIMIR.- No, hombre, no; quiero decir que habría impedido que te expusieras a que te pegaran.
ESTRAGÓN.- Yo no hacía nada.
VLADIMIR.- Entonces, ¿por qué te han pegado?
ESTRAGÓN.- No lo sé.
VLADIMIR.- No, Gogo, mira: hay cosas que a ti se te escapan y a mí no. Debes darte cuenta.
ESTRAGÓN.- Te digo que no hacia nada.
VLADIMIR.- Puede que no. Pero hay formas, hay formas, cuando uno quiere cuidar su pellejo. [Bueno, no hablemos más de esto. Has vuelto y estoy muy contento.]
ESTRAGÓN.- Eran diez.
VLADIMIR.- Tú también debes estar contento en el fondo confiésalo.
ESTRAGÓN.- Contento, ¿de qué?
VLADIMIR.- De haber vuelto a encontrarme.
ESTRAGÓN.- ¿Te parece?
VLADIMIRO.- Dilo, aunque no sea verdad.
ESTRAGÓN.- ¿Qué tengo que decir?
VLADIMIR.- Di: estoy contento.
ESTRAGÓN.- Estoy contento.
VLADIMIR.- Yo también.
ESTRAGÓN.- Yo también.
VLADIMIR.- Estamos contentos.
ESTRAGÓN.- Estamos contentos. (Silencio.) ¿Y qué hacemos ahora que estamos contentos?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
(Silencio.)
VLADIMIR.- Hay algo nuevo aquí desde ayer.
ESTRAGÓN.- ¿Y si no viene?
VLADIMIR.- (Después de un momento de incomprensión.) Ya veremos. (Pausa.) Te digo que hay algo nuevo aquí desde ayer.
ESTRAGÓN.- Todo rezuma.
VLADIMIR.- Mira el árbol.
ESTRAGÓN.- No se mete uno dos veces en el mismo
VLADIMIR.- Te digo que mires el árbol. (ESTRAGÓN mira el árbol.)
ESTRAGÓN.- ¿No estaba ayer?
VLADIMIR.- Pues claro que sí. No te acuerdas. Y por un pelo no nos ahorcamos. (Reflexiona.) Sí, exactamente (Separando las palabras.), no... nos... ahorcamos. (Reflexiona) Pero tú no quisiste. ¿Te acuerdas?
ESTRAGÓN.- Lo has soñado.
VLADIMIR.- ¿Es posible que ya lo hayas olvidado?
ESTRAGÓN.- Soy así. U olvido en seguida o no olvido nunca.
VLADIMIR.- Y Pozzo y Lucky, ¿los has olvidado también?
ESTRAGÓN.- ¿Pozzo y Lucky?
VLADIMIR.- ¡Lo ha olvidado todo!
ESTRAGÓN.- Me acuerdo de un energúmeno que me pegó patadas. Después hizo el tonto.
VLADIMIR.- ¡Era Lucky!
ESTRAGÓN.- De eso me acuerdo. Pero ¿cuándo fue?
VLADIMIR.- Y del que lo llevaba, ¿te acuerdas?
ESTRAGÓN.- Me dio huesos.
VLADIMIR.- ¡Era Pozzo!
ESTRAGÓN.- ¿Y dices que todo eso fue ayer?
VLADIMIR.- Pues claro.
ESTRAGÓN.- ¿Y en este sitio?
VLADIMIR.- Claro que si! ¿No lo reconoces?
ESTRAGÓN.- (Repentinamente furioso.) ¡Reconoces! ¿Qué hay que reconocer? ¡He pasado mi perra vida en la miseria! ¡Y quieres que vea matices! (Mirada alrededor.) ¡Mira esta basura. ¡Nunca me he movido de ella!
VLADIMIR.- Cálmate, cálmate.
ESTRAGÓN.- ¡Así que déjame en paz con tus paisajes! ¡Háblame de las alcantarillas!
VLADIMIR.- ¡Sin embargo, no irás a decirme que esto (Gesto.) se parece a Vaucluse! Hay una gran diferencia.
ESTRAGÓN.- ¡Vaucluse! ¿Quién te habla de Vaucluse?
VLADIMIR.- Pues tú has estado en Vaucluse.
ESTRAGÓN.- ¡No, nunca he estado en Vaucluse! Te digo que me he tirado aquí toda mi puta existencia. ¡Aquí! ¡En Mierdacluse!
VLADIMIR.- Sin embargo, hemos estado juntos en Vaucluse; pondría la mano en el fuego. Hicimos la vendimia, acuérdate, en casa de un tal Bonelly, en el Rosellón.
ESTRAGÓN.- (Más tranquilo.) Quizá. No noté nada.
VLADIMIR.- ¡Pero si allí todo es rojo!
ESTRAGÓN.- (Exasperado.) ¡Te digo que no noté nada! (Silencio. VLADIMIR suspira profundamente.)
VLADIMIR.- Eres un hombre difícil, Gogo.
ESTRAGÓN.- Lo mejor sería separarnos.
VLADIMIR.- Siempre dices lo mismo. Y siempre vuelves. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- El único remedio seria matarme, como el otro.
VLADIMIR.- ¿Qué otro? (Pausa.) ¿Qué otro?
ESTRAGÓN.- Como billones de otros.
VLADIMIR.- (Sentencioso.) A cada cual, su cruz. (Suspira.) Dure lo que dure, el final llega pronto.
ESTRAGÓN.- Mientras, intentemos hablar sin exaltarnos, ya que somos incapaces de estarnos callados.
VLADIMIRO.- Es verdad, somos incansables.
ESTRAGÓN.- Es para no pensar.
VLADIMIR.- Está justificado.
ESTRAGÓN.- Es para no escuchar.
VLADIMIR.- Tenemos nuestras razones.
ESTRAGÓN.- Todas las voces muertas.
VLADIMIR.- Es como un ruido de alas.
ESTRAGÓN.- De hojas.
VLADIMIR.- De arena.
ESTRAGÓN.- De hojas. (Silencio.)
VLADIMIR.- Hablan todas al mismo tiempo.
ESTRAGÓN.- Cada una para sí. (Silencio.)
VLADIMIR.- Más bien cuchichean.
ESTRAGÓN.- Murmuran.
VLADIMIR.- Susurran.
ESTRAGÓN.- Murmuran. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Qué dicen?
ESTRAGÓN.- Hablan de su vida.
VLADIMIR.- No les basta haber vivido.
ESTRAGÓN.- Es necesario que hablen.
VLADIMIR.- No les basta con estar muertas.
ESTRAGÓN.- No es suficiente. (Silencio.)
VLADIMIR.- Es como un ruido de plumas.
ESTRAGÓN.- De hojas.
VLADIMIR.- De cenizas.
ESTRAGÓN.- De hojas. (Largo silencio.)
VLADIMIR.- ¡Di algo!
ESTRAGÓN.- Estoy buscando de qué hablar. (Largo silencio.)
VLADIMIR.- (Angustiado.) ¡Di cualquier cosa!
ESTRAGÓN.- ¿Qué hacemos ahora?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡Qué difícil resulta!
ESTRAGÓN.-¿Y si cantaras?
VLADIMIR.- No, no. (Piensa.) Lo que hay que hacer es empezar de nuevo.
ESTRAGÓN.- Eso no me parece difícil, desde luego.
VLADIMIR.- Lo difícil es el comienzo.
ESTRAGÓN.- Se puede comenzar con cualquier cosa.
VLADIMIR.- Sí, pero hay que decidirse.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡Ayúdame!
ESTRAGÓN.- Estoy buscando algo que decir. (Silencio.)
VLADIMIR.- Cuando se busca, se oye.
ESTRAGÓN.- ES verdad.
VLADIMIR.- Eso impide encontrar.
ESTRAGÓN.- Así es.
VLADIMIR.- Impide pensar.
ESTRAGÓN.-A pesar de todo, se piensa.
VLADIMIR.- De ninguna manera, es imposible.
ESTRAGÓN.- Ya está, contradigámonos.
VLADIMIR.- Imposible.
ESTRAGÓN.- ¿Te parece?
VLADIMIR.- Ya no hay peligro de que pensemos.
ESTRAGÓN.- Entonces, ¿de qué nos quejamos?
VLADIMIR.- Lo peor no es pensar.
ESTRAGÓN.- Claro, claro, pero eso ya es algo.
VLADIMIR.- ¿Por qué eso ya es algo?
ESTRAGÓN.- Estupendo, hagámonos preguntas.
VLADIMIR.- ¿Qué quieres decir con que eso ya es algo?
ESTRAGÓN.- Que ya es algo menos.
VLADIMIR.- Evidentemente.
ESTRAGÓN.- Pues bien, ¿y si nos creyéramos dichosos?
VLADIMIR.- Lo que es terrible es haber pensado.
ESTRAGÓN.- Pero ¿nos ha ocurrido alguna vez?
VLADIMIR.- ¿De dónde han salido todos esos cadáveres?
ESTRAGÓN.- Esas osamentas.
VLADIMIR.- Si, claro.
ESTRAGÓN.- Eso digo yo.
VLADIMIR.- Hemos debido pensar un poco.
ESTRAGÓN.- Justamente al principio.
VLADIMIR.- Un osario, un osario.
ESTRAGÓN.- No hay más que no mirar.
VLADIMIR.- No se puede evitar.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- Se quiera o no se quiera.
ESTRAGÓN.- ¿Cómo?
VLADIMIR.- Se quiera o no se quiera.
ESTRAGÓN.- Habría que volverse de una vez a la Naturaleza.
VLADIMIR.- Ya lo hemos intentado.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- ¡Oh!, no es eso lo peor, desde luego.
ESTRAGÓN.- ¿El qué?
VLADIMIR.- Haber pensado.
ESTRAGÓN.- Evidentemente.
VLADIMIR.- Hubiéramos podido no hacerlo.
ESTRAGÓN.- ¡Qué quieres!
VLADIMIR.- Claro, claro. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- No estaba mal para empezar.
VLADIMIR.- Sí, pero ahora habrá que encontrar otra cosa.
ESTRAGÓN.- Veamos.
VLADIMIR.- Veamos.
ESTRAGÓN.- Veamos. (Reflexionan.)
VLADIMIR.- ¿Qué estaba diciendo? Podríamos seguir desde ahí.
ESTRAGÓN.- ¿Cuándo?
VLADIMIR.- Al principio justamente.
ESTRAGÓN.- ¿Al principio de qué?
VLADIMIR.- Esta noche. Decía..., decía...
ESTRAGÓN.- ¡Caramba! Preguntas demasiado. **
VLADIMIR.- Espera... Nos hemos abrazado..., estábamos contentos..., contentos... ¿Qué hacemos ahora que estamos contentos?... Esperamos..., vamos a ver..., ya está..., esperamos... Ahora que estamos contentos..., esperamos... A ver... ¡Ah! ¡El árbol!
ESTRAGÓN.- ¿El árbol?
VLADIMIR.- ¿No te acuerdas?
ESTRAGÓN.- Estoy cansado.
VLADIMIR.- Míralo. (ESTRAGÓN mira el árbol.)
ESTRAGÓN.- NO veo nada.
VLADIMIR.- Pues anoche estaba negro y esquelético. ¡Hoy está cubierto de hojas!
ESTRAGÓN.- ¿De hojas?
VLADIMIR.- ¡En una sola noche!
ESTRAGÓN.- Debe ser primavera.
VLADIMIR.- Pero ¡en una sola noche!
ESTRAGÓN.- Te digo que anoche no estuvimos aquí. Has vuelto a tener otra pesadilla.
VLADIMIR.-Y, según tú, ¿dónde estábamos anoche?
ESTRAGÓN.- No lo sé. En otra parte. En otro compartimiento. No es el vacío lo que falta.
VLADIMIR.-(Seguro de lo que dice.) Bueno. No estuvimos ayer aquí. En ese caso, ¿qué hicimos anoche?
ESTRAGÓN.- ¿Que qué hicimos anoche?
VLADIMIR.- Trata de recordarlo.
ESTRAGÓN.- Pues... estaríamos charlando.
VLADIMIR.- (Dominándose.) ¿Sobre qué?
ESTRAGÓN.- ¡Oh de todo un poco, quizá; sin ton ni son. (Con seguridad.) Ya está, ya me acuerdo: anoche estuvimos charlando sin ton ni son. Hace medio siglo que nos ocurre lo mismo.
VLADIMIR.-¿NO te acuerdas de ningún hecho, de ninguna circunstancia?
ESTRAGÓN.- (Cansado.) No me atormentes, Didi.
VLADIMIR.- ¿El sol? ¿La luna? ¿No recuerdas?
ESTRAGÓN.- Debían estar allí, como de costumbre.
VLADIMIR.- ¿No notaste nada especial?
ESTRAGÓN.- ¡Vaya!
VLADIMIR.- ¿Y Pozzo? ¿Y Lucky?
ESTRAGÓN.- ¿Pozzo?
VLADIMIR.- Los huesos.
ESTRAGÓN.- Pues parecían raspas.
VLADIMIR.- Pozzo te los dio.
ESTRAGÓN.- No lo sé.
VLADIMIR.- ¿Y la patada?
ESTRAGÓN.- ¿La patada?' Es verdad, me pegaron patadas.
VLADIMIR.- Lucky te las pegó.
ESTRAGÓN.- ¿Y todo eso fue ayer?
VLADIMIR.- Déjame ver tu pierna.
ESTRAGÓN.- ¿Cuál?
VLADIMIR.- Las dos. Súbete el pantalón. (ESTRAGÓN, apoyado en un pie, tiende la pierna hacia VLADIMIRO y está a punto de caer. VLADIMIR le coge la pierna. ESTRAGÓN se tambalea.) Súbete el pantalón.
ESTRAGÓN.- (Vacilando.) No puedo. (VLADIMIR levanta el pantalón, mira la pierna y la deja. ESTRAGÓN está a punto de caer.)
VLADIMIR.- La otra. (ESTRAGÓN le ofrece la misma pierna.) ¡Te digo que la otra! (Igual juego con la otra pierna.) Vaya, la herida está a punto de infectarse.
ESTRAGÓN.-¿Y qué?
VLADIMIR.- ¿Dónde están tus zapatos?
ESTRAGÓN.- He debido tirarlos.
VLADIMIR.- ¿Cuándo?
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- ¿Por qué?
ESTRAGÓN.- No recuerdo.
VLADIMIR.- No, quiero decir que por qué los has tirado.
ESTRAGÓN.- Me hacían daño.
VLADIMIR.- (Enseñándole los zapatos.) Míralos. (ESTRAGÓN mira los zapatos.) En el mismo sitio en que los dejaste anoche. (ESTRAGÓN se dirige hacia los zapatos, se inclina y los inspecciona de cerca.)
ESTRAGÓN.- No son los míos.
VLADIMIR.- ¿Que no son los tuyos?
ESTRAGÓN.- Los míos eran negros. Estos son amarillos.
VLADIMIR.- ¿Estás seguro de que los tuyos eran negros?
ESTRAGÓN.- Es decir, eran grises.
VLADIMIR.- ¿Y estos son amarillos? A ver.
ESTRAGÓN.- (Levantando un zapato.) Bueno, son verdosos.
VLADIMIR.- (Avanzando) A ver. (ESTRAGÓN le da el zapato. VLADIMIR lo mira y lo tira indignado.) ¡Vaya, hombre!
ESTRAGÓN.- ¿Lo ves? Todo esto es...
VLADIMIR.- Ya veo lo que es. Sí, ya veo lo que ha ocurrido.
ESTRAGÓN.- Todo esto es...
VLADIMIR.- Más claro que el agua. Llegó un individuo, cogió los tuyos y dejó los suyos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Los suyos no le estaban bien. Y entonces cogió los tuyos.
ESTRAGÓN.- Pero los míos eran muy pequeños.
VLADIMIR.- Para ti. No para él.
ESTRAGÓN.- Estoy cansado. (Pausa.) Vámonos.
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Pausa.) Entonces, ¿qué hacemos?
VLADIMIR.- No hay nada que hacer.
ESTRAGÓN.- Yo no puedo más.
VLADIMIR.- ¿Quieres un rábano?
ESTRAGÓN.- ¿No hay otra cosa?
VLADIMIR.- Hay rábanos y nabos.
ESTRAGÓN.- ¿No quedan zanahorias?
VLADIMIR.- No. Además, eres un exagerado con las zanahorias.
ESTRAGÓN.- En ese caso, dame un rábano. (VLADIMIR hurga en sus bolsillos y no encuentra más que nabos; extrae finalmente un rábano y se lo da a ESTRAGÓN, quien lo examina y lo huele.) ¡Es negro!
VLADIMIR.- Es un rábano.
ESTRAGÓN.- Solo me gustan los rosados, ya lo sabes.
VLADIMIR.- Conque ¿no lo quieres?
ESTRAGÓN.- ¡Solo me gustan los rosados!
VLADIMIR.- Entonces, ¡devuélvemelo! (ESTRAGÓN se lo de devuelve.)
ESTRAGÓN.- Voy a buscar una zanahoria. (No se mueve.)
VLADIMIR.- Esto se está haciendo insignificante.
ESTRAGÓN.- Todavía no mucho. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Y si te los probaras?
ESTRAGÓN.- Ya lo he probado todo.
VLADIMIR.- Me refiero a los zapatos.
ESTRAGÓN.- ¿Te parece?
VLADIMIR.- Así pasaremos el tiempo. (ESTRAGÓN duda.) Será un entretenimiento, ya verás.
ESTRAGÓN.- Un descanso.
VLADIMIR.- Una distracción.
ESTRAGÓN.- Un descanso.
VLADIMIR.- Inténtalo.
ESTRAGÓN.- ¿Me ayudarás?
VLADIMIR.- Naturalmente.
ESTRAGÓN.- No nos las arreglamos mal juntos, ¿verdad, Didi?
VLADIMIR.- Pues claro. Anda, pruébate primero el izquierdo.
ESTRAGÓN.- ¿Verdad, Didi, que siempre encontramos algo que nos da la sensación de existir?
VLADIMIRO.- (Impaciente.) Pues claro, claro, somos magos. Pero no nos descuidemos de lo que llevamos entre manos. (Coge un zapato.) Ven, dame el pie. (ESTRAGÓN se acerca y levanta el pie.) ¡El otro, cerdo! (ESTRAGÓN levanta el otro pie.) ¡Más alto! (Pegados el uno al otro, recorren tambaleantes toda la escena. Al fin, VLADIMIR consigue ponerle el zapato.) Trata de andar. (ESTRAGÓN anda.) ¿Qué tal?
ESTRAGÓN.- Me está bien.
VLADIMIR.-(Sacando cordón del bolsillo.) Vamos a atarlo.
ESTRAGÓN.- (Con vehemencia.) No, no; nada de lazos, nada de lazos.
VLADIMIR.- Haces mal. Probemos el otro. (Igual juego.) ¿Qué tal?
ESTRAGÓN.- También me está bien.
VLADIMIR.- ¿No te hacen daño?
ESTRAGÓN.- (Dando algunos pasos fuertes.) Todavía no.
VLADIMIR.- Entonces puedes quedártelos.
ESTRAGÓN.- Son demasiado grandes.
VLADIMIR.- Algún día quizá tengas calcetines.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- Así, pues, ¿te quedas con ellos?
ESTRAGÓN.- Ya hemos hablado demasiado de estos zapatos.
VLADIMIR.- Si, pero...
ESTRAGÓN.- ¡Basta! (Silencio.) Ahora mismo voy a sentarme. (Busca lugar donde sentarse y después lo hace en donde estaba al empezar el primer acto.)
VLADIMIR.- Ahí estabas sentado anoche. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Si pudiera dormir...
VLADIMIR.- Anoche dormiste.
ESTRAGÓN.- Voy a intentarlo. (Adopta una postura uterina, con la cabeza entre las piernas.)
VLADIMIR.- Espera. (Se acerca a ESTRAGÓN y comienza a cantar en voz alta.)
¡Ea! ¡Ea!
ESTRAGÓN.- (Levantando la cabeza.) Más bajo.
VLADIMIR.- (Bajo el tono.)
¡Ea! ¡Ea!
¡Ea! ¡Ea!
¡Ea! ¡Ea!
¡Ea!...
(ESTRAGÓN queda dormido. VLADIMIR se quita la chaqueta y le tapa los hombros; después camina de un lado para otro, moviendo los brazos para calentarse. ESTRAGÓN se despierta sobresaltado, se levanta y da algunos pasos enloquecido, lleno de pánico. VLADIMIR corre hacia él y lo rodea con el brazo.)
VLADIMIR.- Aquí..., aquí..., estoy aquí... No tengas miedo.
ESTRAGÓN.- ¡Ah!
VLADIMIR.- Aquí; aquí..., se acabó.
ESTRAGÓN.- Me caía.
VLADIMIR.- Se acabó. No pienses más.
ESTRAGÓN.- Estaba sobre un...
VLADIMIR.- No, no, no digas nada. Ven, caminemos un poco. (Coge del brazo a ESTRAGÓN y le hace andar de un lado para otro, hasta que este se niega a seguir.)
ESTRAGÓN.- ¡Basta! Estoy cansado.
VLADIMIR.- ¿Prefieres quedarte ahí plantado, sin hacer nada?
ESTRAGÓN.- Si.
VLADIMIR.- Como quieras. (Suelta a ESTRAGÓN. Coge
su chaqueta y se la pone.)
ESTRAGÓN.- Vámonos.
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (VLADIMIR reanuda sus paseos.) ¿No te puedes estar quieto?
VLADIMIR.- Tengo frío.
ESTRAGÓN.- Hemos venido demasiado temprano.
VLADIMIR.- Siempre venimos al anochecer.
ESTRAGÓN.- Pero la noche no cierra.
VLADIMIR.- Cerrará de repente, como ayer.
ESTRAGÓN.- Y después será de noche.
VLADIMIR.-Y podremos marcharnos,
ESTRAGÓN.- Y después, otra vez el día. (Pausa.) ¿Qué hacemos, qué hacemos?
VLADIMIR.- (Deteniendo su caminar, con violencia.) ¿Has acabado de quejarte? Yo me estoy hartando de tus gemidos.
ESTRAGÓN.- Me voy.
VLADIMIR.- (Viendo el sombrero de LUCKY.) ¡Mira!
ESTRAGÓN.- ¡Adiós!
VLADIMIR.- ¡El sombrero de Lucky! (Se acerca.) ¡Hace una hora que estoy aquí y no lo había visto! (Muy contento.) ¡Estupendo!
ESTRAGÓN.- No me volverás a ver.
VLADIMIR.- Así, pues, no me he equivocado de sitio. Ya estamos tranquilos. (Recoge el sombrero de LUCKY, lo contempla y lo arregla.) Debió ser un magnífico sombrero. (Se lo pone en lugar del suyo, entregándole este a ESTRAGÓN.) Toma.
ESTRAGÓN.- ¿Qué?
VLADIMIR.- Tenme esto. (ESTRAGÓN coge el sombrero de VLADIMIR. VLADIMIR se coloca con ambas manos el sombrero de LUCKY. ESTRAGÓN se pone el sombrero de VLADIMIR en lugar del suyo, que ofrece a VLADIMIR. VLADIMIR coge el sombrero de ESTRAGÓN. ESTRAGÓN se coloca con ambas manos el sombrero de VLADIMIR. VLADIMIR se pone el sombrero de ESTRAGÓN en lugar del de LUCKY, el cual se lo ofrece a ESTRAGÓN. ESTRAGÓN coge el sombrero de LUCKY. VLADIMIR se coloca con ambas manos el sombrero de ESTRAGÓN. ESTRAGÓN se pone el sombrero de LUCKY en lugar del de VLADIMIR, que ofrece a este. VLADIMIR coge su sombrero. ESTRAGÓN se coloca con ambas manos el sombrero de LUCKY. VLADIMIR se pone su sombrero en lugar del de ESTRAGÓN, que le ofrece a este. ESTRAGÓN coge su sombrero. VLADIMIR se coloca con ambas manos su sombrero. ESTRAGÓN se pone su sombrero en lugar del de LUCKY, el cual ofrece a VLADIMIR. VLADIMIR coge el sombrero de LUCKY. ESTRAGÓN se coloca con ambas manos su sombrero. VLADIMIR se pone el sombrero de LUCKY en lugar del suyo, que se lo ofrece a ESTRAGÓN. ESTRAGÓN coge el sombrero de VLADIMIR. VLADIMIR se coloca con ambas manos el sombrero de LUCKY. ESTRAGÓN ofrece a VLADIMIR el sombrero de este, quien lo coge y lo ofrece a ESTRAGÓN, el cual lo coge y se lo ofrece a VLADIMIR, quien lo coge y lo tira. Todo esto, con movimientos muy rápidos.)
VLADIMIR.- ¿Me está bien?
ESTRAGÓN.- No lo sé.
VLADIMIR.- No, pero ¿qué te parece? (Gira coquetonamente la cabeza a derecha e izquierda y adopta actitudes de maniquí)
ESTRAGÓN.- Horroroso.
VLADIMIR.- Pero ¿más que de costumbre?
ESTRAGÓN.- Lo mismo.
VLADIMIR.- Entonces puedo quedármelo. El mío me hacía daño. (Pausa.) ¿Cómo lo diría? (Pausa.) Me arañaba.
ESTRAGÓN.- Me voy.
VLADIMIR.- ¿No quieres jugar?
ESTRAGÓN.- ¿A qué?
VLADIMIR.- Podríamos jugar a Pozzo y Lucky.
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- Yo haré de Lucky; tú, de Pozzo. (Adopta la actitud de LUCKY, doblándose al peso de su carga. ESTRAGÓN lo mira estupefacto.) ¡Ven!
ESTRAGÓN.- ¿Qué debo hacer?
VLADIMIR.- Insúltame.
ESTRAGÓN.- ¡Granuja!
VLADIMIR.- ¡Más fuerte!
ESTRAGÓN.- ¡Canalla! ¡Crápula! (VLADIMIR avanza, retrocede siempre doblado.)
VLADIMIR.- Dime que piense.
ESTRAGÓN.- ¿Cómo?
VLADIMIR.- Di: «¡Piensa, guarro!»
ESTRAGÓN.- ¡Piensa, guarro! (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡No puedo!
ESTRAGÓN.- ¡Basta!
VLADIMIR.- Dime que baile.
ESTRAGÓN.- Me voy.
VLADIMIR.- ¡Baila, cerdo! (Se retuerce. ESTRAGÓN sale precipitadamente.) ¡No puedo! (Levanta la cabeza, ve que ESTRAGÓN no está y lanza un grito desgarrador.) ¡Gogo! (Silencio. Recorre la escena de un lado a otro, corriendo casi. ESTRAGÓN vuelve precipitadamente, sofocado, y corre hacia VLADIMIR. Se detienen uno cerca del otro.) ¡Por fin has vuelto!
ESTRAGÓN.- (jadeante.) ¡Estoy maldito!
VLADIMIR.- ¿Dónde has estado? Creí que te habías ido para siempre.
ESTRAGÓN.- En el borde de la pendiente. Vienen.
VLADIMIR.- ¿Quiénes?
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- ¿Cuántos?
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- (Triunfal.) ¡Es Godot! ¡Al fin! (Abraza efusivamente a ESTRAGÓN.) ¡Gogo! ¡Es Godot! ¡Estamos salva-dos! ¡Vamos a su encuentro! ¡Ven! (Tira de ESTRAGÓN hacia el lateral. ESTRAGÓN resiste, se suelta y sale corriendo en dirección contraria.) ¡Gogo! ¡Vuelve! (Silencio. VLADIMIR corre hacia el bastidor por donde ESTRAGÓN acaba de irse, y mira a lo lejos. ESTRAGÓN entra precipitadamente y corre hacia VLADIMIR, que se vuelve.) ¡Por fin has vuelto!
ESTRAGÓN.- Estoy condenado.
VLADIMIR.- ¿Has ido lejos?
ESTRAGÓN.- Hasta el borde de la pendiente.
VLADIMIR.- Efectivamente estamos sobre una plataforma. No cabe duda, estamos servidos en bandeja.
ESTRAGÓN.- También vienen por allí.
VLADIMIR.- ¡Estamos rodeados! (ESTRAGÓN, alocado, se precipita hacia el telón de fondo, con el que choca y cae.) ¡Imbécil! ¡Por ahí no hay salida! (VLADIMIR acude a levantarlo y lo dirige hacia las candilejas. Gesto hacia el público.) Allí no hay nadie. Sálvate por ahí. Anda. (Lo empuja hacia el foso. ESTRAGÓN retrocede espantado.) ¿No quieres? Se comprende, caramba. Veamos. (Medita.) Tienes que desaparecer.
ESTRAGÓN.- ¿Dónde?
VLADIMIR.- Detrás del árbol. (ESTRAGÓN titubea.) ¡Deprisa! Detrás del árbol. (ESTRAGÓN corre a ocultarse tras el árbol, que no lo tapa sino muy imperfectamente.) ¡No te muevas! (ESTRAGÓN sale de detrás del árbol.) Decididamente, este árbol no nos sirve para nada. (A ESTRAGÓN.) ¿No estás loco?
ESTRAGÓN.- (Más tranquilo.) He perdido la cabeza. (Baja vergonzosamente la cabeza.) ¡Perdóname! (Yergue altivamente la cabeza.) ¡Se acabó! ¡Ahora verás! Dime lo que hay que hacer.
VLADIMIR.- No hay nada que hacer.
ESTRAGÓN.- Tú te pones allí. (Arrastra a VLADIMIR hacia el lateral izquierdo y lo coloca en el centro del camino, vuelto de espaldas a la escena.) Ahí, no te muevas, y ten los ojos bien abiertos. (Corre hacia el otro lateral. VLADIMIR lo mira por encima del hombro. ESTRAGÓN se detiene, mira a lo lejos y se vuelve. Ambos se miran por encima del hombro.) ¡Espalda con espalda, como en los viejos tiempos! (Continúan mirándose durante un instante y después cada uno vuelve a su vigilancia. Largo silencio.) ¿Ves algo?
VLADIMIR.- (Volviéndose.) ¿Qué?
ESTRAGÓN.- (En voz más alta.) ¡Que sí ves algo!
VLADIMIR.- No.
ESTRAGÓN.- Yo tampoco. (Reanudan la vigilancia. Largo silencio.)
VLADIMIR.- Has debido equivocarte.
ESTRAGÓN.- (Volviéndose.) ¿Qué?
VLADIMIR.- (Más alto.) ¡Qué has debido equivocarte!
ESTRAGÓN.- No grites. (Prosiguen la vigilancia. Largo silencio.)
VLADIMIR y ESTRAGÓN.- (Volviéndose al mismo tiempo.) Es...
VLADIMIR.- ¡Oh, perdona!
ESTRAGÓN.- Te escucho.
VLADIMIR.- No, no.
ESTRAGÓN.- Si, sí.
VLADIMIR.- Te he interrumpido.
ESTRAGÓN.- Al revés. (Se miran coléricos.)
VLADIMIR.- Vamos a ver, fuera ceremonias.
ESTRAGÓN.- No seas cabezota.
VLADIMIR.- (Con fuerza.) Acaba lo que ibas a decir, anda.
ESTRAGÓN.- (lo mismo.) Acábalo tú. (Silencio. Van el uno hacia el otro. Se detienen.)
VLADIMIR.- ¡Miserable!
ESTRAGÓN.- ¡Eso, insultémonos! (Intercambio de insultos. Silencio.) Ahora hagamos las paces.
VLADIMIR.- ¡Gogo!
ESTRAGÓN.- ¡Didi!
VLADIMIR.- ¡La mano!
ESTRAGÓN.- ¡Aquí está!
VLADIMIRO.- ¡Ven a mis brazos!
ESTRAGÓN.- Tus brazos?
VLADIMIR.- (Abriendo los brazos.) ¡Aquí dentro!
ESTRAGÓN.- Vamos allá. (Se abrazan. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡Cómo pasa el tiempo cuando uno se divierte! (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué hacemos ahora?
VLADIMIR.- Esperar.
ESTRAGÓN.- Esperar. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Y si hiciéramos gimnasia?
ESTRAGÓN.- Nuestros ejercicios.
VLADIMIR.- De flexibilidad.
ESTRAGÓN.- De relajación.
VLADIMIR.- De rotación.
ESTRAGÓN.- De relajación.
VLADIMIR.- Para entrar en calor.
ESTRAGÓN.- Para tranquilizarnos.
VLADIMIR.- Vamos allá. (Empieza a saltar. ESTRAGÓN lo imita.)
ESTRAGÓN.- (Deteniéndose.) ¡Basta! Estoy cansado.
VLADIMIR.- (Deteniéndose.) No estamos en forma. Sin embargo, hagamos algunos ejercicios respiratorios.
ESTRAGÓN.- Yo no quiero respirar.
VLADIMIR.- Tienes razón. (Pausa.) Hagamos aunque sea el pino, para el equilibrio.
ESTRAGÓN.- ¿El pino? (VLADIMIR, vacilando, hace el pino.)
VLADIMIR.- (Deteniéndose.) Ahora, tú. (ESTRAGÓN, vacilando, hace el pino.)
ESTRAGÓN.- ¿Crees que Dios me ve?
VLADIMIR.- Hay que cerrar los ojos. (ESTRAGÓN cierra los ojos y vacila más intensamente.)
ESTRAGÓN.- (Deteniéndose y agitando los puños, a voz en grito.) ¡Dios tenga piedad de mí!
VLADIMIR.- (Ofendido.) ¿Y de mí?
ESTRAGÓN.- ¡De mi! ¡De mí! ¡Piedad! ¡De mí! (Entran POZZO y LUCKY. POZZO se ha vuelto ciego. LUCKY, cargado, como en el primer acto. Cuerda como en el primer acto, pero mucho más corta para permitir a POZZO seguir más cómodamente. LUCKY, tocado con un nuevo sombrero. Al ver a VLADIMIR y ESTRAGÓN se detiene. POZZO sigue su camino y tropieza con él. VLADIMIR y ESTRAGÓN retroceden.)
POZZO.- (Agarrándose a LUCKY, que con el peso se tambalea.) ¿Qué pasa? ¿Quién ha gritado? (LUCKY cae, soltándolo todo, y arrastra a POZZO en su caída. Quedan tendidos, inmóviles entre los bultos.)
ESTRAGÓN.- ¿Es Godot?
VLADIMIR.- Esto viene de
ESTRAGÓN.- ¿Es Godot?
VLADIMIR.- Esto viene de perilla. (Se dirige al grupo, seguido de ESTRAGÓN.) ¡Por fin llegan refuerzos!
ESTRAGÓN.) ¡Por fin llegan refuerzos!
POZZO.- (Con voz inexpresiva.) ¡Socorro!
ESTRAGÓN.- ¿Es Godot?
VLADIMIR.- Empezábamos a flaquear. Ya tenemos asegurado el espectáculo.
POZZO.- ¡Ayúdenme!
ESTRAGÓN.- Pide ayuda.
VLADIMIR.- Ya no estamos solos para esperar la noche, para esperar a Godot, para esperar..., para esperar. Toda la tarde hemos luchado con nuestros propios medios. Ahora se acabó. Ya es mañana.
ESTRAGÓN.- Pero solo están de paso.
POZZO.- ¡Ayúdenme!
VLADIMIR.- Ahora el tiempo corre de otro modo. El sol se pondrá, saldrá la luna y nos marcharemos... de aquí.
ESTRAGÓN.- Pero si no han hecho más que pasar.
VLADIMIR.- Será suficiente.
POZZO.- ¡Piedad!
VLADIMIR.- ¡Pobre Pozzo!
ESTRAGÓN.- Sabía que era él.
VLADIMIR.- ¿Quién?
ESTRAGÓN.- Godot.
VLADIMIR.- Pero si no es Godot.
ESTRAGÓN.- ¿No es Godot?
VLADIMIR.- No es Godot.
ESTRAGÓN.- Entonces, ¿quién es?
VLADIMIR.- Es Pozzo.
POZZO.- Soy yo! ¡Soy yo! ¡Levántenme!
VLADIMIR.- No puede levantarse.
ESTRAGÓN.- Vámonos.
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- Quizá aún tenga huesos para ti.
ESTRAGÓN.- ¿Huesos?
VLADIMIR.- De pollo. ¿No te acuerdas?
ESTRAGÓN.- ¿Era él?
VLADIMIR.- Sí.
ESTRAGÓN.- Pregúntaselo.
VLADIMIR.- ¿Y si le ayudáramos primero?
ESTRAGÓN.- ¿A qué?
VLADIMIR.- A levantarse.
ESTRAGÓN.- ¿No puede levantarse?
VLADIMIR.- Quiere levantarse.
ESTRAGÓN.- Pues que se levante.
VLADIMIR.- No puede.
ESTRAGÓN.- ¿Qué le pasa?
VLADIMIR.- No sé. (POZZO se retuerce, gime y da puñetazos en el suelo.)
ESTRAGÓN.- ¿Y si antes le pidiéramos los hueros? Si no nos los da, lo dejamos ahí.
VLADIMIR.- ¿Quieres decir que está en nuestra manos?
ESTRAGÓN.- Sí.
VLADIMIR.-¿Y que tenemos que poner precio a nuestros servicios?
ESTRAGÓN.- Sí.
VLADIMIR.- Eso está bien pensado, desde luego. Pero hay algo que temo.
ESTRAGÓN.- ¿El qué?
VLADIMIR.- Que de golpe LUCKY se levante. Entonces
ESTRAGÓN.- ¿Y si antes le pidiéramos los hueros? Si no nos los da, lo dejamos ahí.
VLADIMIR.- ¿Quieres decir que está en nuestra manos?
ESTRAGÓN.- Sí.
VLADIMIR.-¿Y que tenemos que poner precio a nuestros servicios?
ESTRAGÓN.- Sí.
VLADIMIR.- Eso está bien pensado, desde luego. Pero hay algo que temo.
ESTRAGÓN.- ¿El qué?
VLADIMIR.- Que de golpe LUCKY se levante. Entonces la jodimos.
ESTRAGÓN. -¿Lucky?
VLADIMIR.- El que te atacó ayer.
ESTRAGÓN.- Te digo que fueron diez.
VLADIMIR.- No, hombre, antes: el que te pegó las patadas.
ESTRAGÓN.- ¿Está ahí?
VLADIMIR.- Mira. (Gesto.) Ahora está inmóvil. Pero de un momento a otro puede saltar enfurecido.
ESTRAGÓN.- ¿Y si le diéramos un escarmiento entre los dos?
VLADIMIR.- ¿Quieres decir, si nos tiráramos encima de él mientras duerme?
ESTRAGÓN.- Sí.
VLADIMIR.- ES una buena idea. Pero ¿somos capaces? ¿Está dormido de verdad? (Pausa.) No; lo mejor sería aprovechar que Pozzo pide auxilio para socorrerlo, contando con su agradecimiento.
ESTRAGÓN.- Ya no pide nada.
VLADIMIR.- Es que ha perdido la esperanza.
ESTRAGÓN.- Quizá. Pero...
VLADIMIR.- No perdamos el tiempo en discusiones inútiles. (Pausa. Con vehemencia.) Hagamos algo, ahora que se presenta la ocasión. No siempre nos necesitan. La verdad es que no se nos necesita. Otros lo harían igual que nosotros, si no mejor. La llamada que acabamos de escuchar va dirigida a toda la Humanidad. Pero en este lugar, en ese momento, nosotros somos la Humanidad, queramos o no. Aprovechemos la Ocasión antes de que sea demasiado tarde. Representemos dignamente por una vez a esa ralea de que la desgracia nos ha hecho formar parte. ¿Qué te parece?
ESTRAGÓN.- No te escuchaba.
VLADIMIR.- Bien es verdad que quedándonos de brazos.
MIRO.- Bien es verdad que quedándonos de brazos cruzados, pesando el pro y el contra, también hacemos honor a nuestra condición. El tigre se precipita en auxilio de sus congéneres sin pensarlo. O se refugia en lo más espeso de la selva. Pero la cuestión no es esta. «¿Qué hacemos aquí.?», es lo que tenemos que preguntarnos. Tenemos la suerte de saberlo. Si; en medio de esta inmensa confusión, una sola cosa está clara: esperamos que venga Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- O que caiga la noche. (Pausa.) Tenemos una cita, y se acabó. No somos santos; pero hemos acudido a la cita. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?
ESTRAGÓN.- Infinidad de gente.
VLADIMIR.- ¿Tú crees?
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- Es posible.
POZZO.- ¡Socorro!
VLADIMIR.- Lo que es cierto es que el tiempo, en estas condiciones, pasa despacio y nos lleva a llenarlo con triquiñuelas que, ¿cómo diría?, a primera vista pueden parecer razonables, pero a las que estamos acostumbrados. Me dirás que es para impedir que nuestra razón se nuble. De acuerdo. Pero he aquí lo que me pregunto a veces: ¿no anda errante ya en la continua noche de los grandes abismos? ¿Sigues mi razonamiento?
ESTRAGÓN.- Todos nacemos locos. Algunos siguen siéndolo.
POZZO.- ¡Socorro! ¡Les daré dinero!
ESTRAGÓN.- ¿Cuánto?
POZZO.- Dos duros.
ESTRAGÓN.- Es poco.
VLADIMIR.- Yo no llegaría hasta eso.
ESTRAGÓN.- ¿Te parece bastante?
VLADIMIR.- No; quiero decir hasta afirmar que cuando vine al mundo ya estaba mal de la cabeza. Pero la cuestión no es esa.
POZZO.- Cinco.
VLADIMIR.- Estamos esperando. Nos aburrimos. (Levanta la mano.) No, no me contradigas; nos aburrimos como ostras, qué duda cabe. Bueno. Se nos presenta una diversión, ¿y qué hacemos? La dejamos que se pudra. Venga; manos a la obra. (Avanza hacia POZZO, se detiene.) Dentro de un instante todo se disipará. Estaremos otra vez solos, en medio de las soledades. (Piensa.)
POZZO.- ¡Cinco!
VLADIMIR.- Ya vamos. (Trata de levantar a POZZO, pero no lo consigue. Redobla sus esfuerzos, tropieza con los bultos, cae, trata de levantarse sin conseguirlo.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué os pasa a todos?
VLADIMIR.- ¡Socorro!
ESTRAGÓN.- Me voy.
VLADIMIR.- ¡No me abandones! ¡Me matarán!
POZZO.- ¿Dónde estoy?
VLADIMIR.- ¡Gogo!
POZZO.- ¡A mí!
VLADIMIR.- ¡Ayúdame!
ESTRAGÓN.- Yo me voy.
VLADIMIR.- Primero ayúdame. Después nos marcharemos juntos.
ESTRAGÓN.- ¿Me lo prometes?
VLADIMIR.- ¡Te lo juro!
ESTRAGÓN.- Y no volveremos nunca.
VLADIMIR.- ¡Nunca!
ESTRAGÓN.- Nos iremos a las Ariège.
VLADIMIR.- A donde quieras.
POZZO.- ¡Trescientos! ¡Cuatrocientos!
ESTRAGÓN.- Siempre he tenido ganas de darme un garbeo por las Ariège.
VLADIMIR.- Te lo darás.
ESTRAGÓN.- ¿Quién se ha tirado un peo?
VLADIMIR.- Ha sido Pozzo.
POZZO.- ¡He sido yo! ¡He sido yo! ¡Piedad!
ESTRAGÓN.- Es repugnante.
VLADIMIR.- ¡Pronto! ¡Pronto! ¡Dame la mano!
ESTRAGÓN.- Me voy. (Pausa. Más fuerte.) Me voy.
VLADIMIR.- Al fin y al cabo, acabaré por levantarme solo. (Trata de levantarse, vuelve a caer.) Tarde o temprano.
ESTRAGÓN.- ¿Qué te pasa?
VLADIMIR.- ¡Lárgate!
ESTRAGÓN.- ¿Te quedas aquí?
VLADIMIR.- De momento.
ESTRAGÓN.- Levántate, anda; vas a coger frío.
VLADIMIR.- No te preocupes por mí.
ESTRAGÓN.- Pero, hombre, Didi, no seas cabezota. (Tiende la mano a VLADIMIR, que la coge rápidamente.) ¡Venga, arriba!
VLADIMIR.- ¡Tira! (ESTRAGÓN tira, tropieza, cae. Largo silencio.)
POZZO.- ¡A mí!
VLADIMIR.- Estamos aquí.
POZZO.- ¿Quiénes son ustedes?
VLADIMIR.- Somos hombres. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¡Qué bien se está en el suelo!
VLADIMIR.- ¿Puedes levantarte?
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- Prueba.
ESTRAGÓN.- En seguida, en seguida (Silencio.)
POZZO.- ¿Qué ha ocurrido?
VLADIMIR.- (En alto.) ¿Te quieres callar de una vez? ¡Vaya perra! ¡Solo piensa en él!
ESTRAGÓN. ¿Y si intentáramos dormir?
VLADIMIR.- ¿Has oído? ¡Quiere saber lo que ha pasado!
ESTRAGÓN.- ¡Déjalo! Duérmete. (Silencio.)
POZZO.- ¡Piedad! ¡Piedad!
ESTRAGÓN.- (Sobresaltado.) ¿Qué? ¿Qué pasa?
VLADIMIR.- ¿Dormías?
ESTRAGÓN.- Creo que sí.
VLADIMIR.- ¡Otra vez ese asqueroso Pozzo!
ESTRAGÓN.- ¡Dile que se calle! ¡Pártele la boca!
VLADIMIR.- (Pegándole a POZZO.) ¿Has acabado? ¿Quieres callarte? ¡Sabandija! * (POZZO se desprende, lanzando gritos de dolor, y se aleja, arrastrándose. De vez en cuando se para, tantea en el aire con gestos de ciego, llamando a LUCKY. VLADIMIR, apoyado en un codo, lo sigue con la vista.) ¡Se ha escapado! (POZZO se desploma. Silencio.) ¡Se ha caído!
ESTRAGÓN.- ¿Es que se había levantado?
VLADIMIR.- No.
ESTRAGÓN.- Y, sin embargo, dices que se ha caído.
VLADIMIR.- Se había puesto de rodillas. (Silencio.) Quizá nos hemos excedido.
ESTRAGÓN.- No tenemos demasiadas oportunidades.
VLADIMIR.- Ha implorado nuestra ayuda. No le hemos hecho caso. Ha insistido. Lo hemos maltratado.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- No se mueve. A lo mejor está muerto.
ESTRAGÓN.- Por haber querido ayudarle, estamos ahora en este atolladero.
VLADIMIR.- Es verdad.
ESTRAGÓN.- ¿No le has zurrado demasiado fuerte?
VLADIMIR.- Le he sacudido unos cuantos golpes.
ESTRAGÓN.- No debiste hacerlo.
VLADIMIR.- Tú lo quisiste.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Pausa.) ¿Qué hacemos ahora?
VLADIMIR.- Si pudiera arrastrarme hasta él.
ESTRAGÓN.- ¡No me dejes!
VLADIMIR.-¿Y si lo llamara?
ESTRAGÓN.- Eso, llámalo.
VLADIMIR.- ¡Pozzo! (Pausa.) ¡Pozzo! (Pausa.) No contesta.
ESTRAGÓN.- Los dos a la vez.
VLADIMIR y ESTRAGÓN.- ¡Pozzo! ¡Pozzo!
VLADIMIR.- Se ha movido.
ESTRAGÓN.- Estás seguro de que se llama Pozzo?
VLADIMIR.- (Angustiado.) ¡Señor Pozzo! ¡Vuelve! ¡No te haremos daño! (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Y si probáramos con otros nombres?
VLADIMIR.- Me temo que la cosa sea grave.
ESTRAGÓN.- Sería divertido.
VLADIMIR.- ¿Qué sería divertido?
ESTRAGÓN.- Probar con otros nombres, uno tras otro. Nos haría pasar el rato. Acabaríamos por dar con el auténtico.
VLADIMIR.- Te digo que se llama Pozzo.
ESTRAGÓN.- Vamos a verlo. Veamos. (Medita.) ¡Abel! ¡Abel!
POZZO.- ¡A mí!
ESTRAGÓN.- ¿Lo ves?
VLADIMIR.- Ya me estoy hartando.
ESTRAGÓN.- Quizá el otro se llame Cain. (Llama.) ¡Cain! ¡Cain!
POZZO.- ¡A mí!
ESTRAGÓN.- Es toda la Humanidad. (Silencio.) Mira esa nubecilla.
VLADIMIR.- (Levantando la vista.) ¿Dónde?
ESTRAGÓN.- Allí, en el cenit.
VLADIMIR.- ¿Y qué? (Pausa.) ¿Qué tiene de particular? (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Pasemos ahora a otra cosa, ¿quieres?
VLADIMIR.- Era justamente lo que iba a proponerte.
ESTRAGÓN.- Bueno; ¿pero a qué?
VLADIMIR.- ¡Ahí está el asunto! (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Y sí empezáramos por levantarnos?
VLADIMIR.- Probemos. (Se levantan.)
ESTRAGÓN.- Bien fácil ha sido.
VLADIMIR.- Querer es poder.
ESTRAGÓN.- ¿Y ahora?
POZZO.- ¡Socorro!
ESTRAGÓN.- Vámonos.
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Pausa.) ¿Qué hacemos?
POZZO.- ¡Socorro!
VLADIMIR.- ¿Y silo socorriéramos?
ESTRAGÓN.- ¿Qué es lo que quiere?
VLADIMIR.- Quiere levantarse.
ESTRAGÓN.- Bueno, ¿y qué? VLADIMIR. Quiere que le ayudemos a levantarse. ESTRAGÓN. Está bien. Vamos a ayudarle. qué esperamos? (Ayudan a POZZO a levantarse, se separan de él. Vuelve a caer.)
VLADIMIR.- Hay que sostenerlo. (Igual juego. POZZO se sostiene entre ambos colgado de su cuello.) Tiene que volver a acostumbrarse a estar en pie. (A POZZO.) ¿Cómo va eso?
POZZO.- ¿Quiénes son ustedes?
VLADIMIR.- ¿No nos reconoce?
POZZO.- Estoy ciego. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Puede que vea el futuro.
VLADIMIR.- (A POZZO.) ¿Desde cuándo?
POZZO.- Yo tenía muy buena vista..., pero ¿ustedes son amigos?
ESTRAGÓN.- (Riéndose ruidosamente.) ¡Nos, pregunta si somos amigos!
VLADIMIR.- No; quiere decir si
ESTRAGÓN.- ¿Y qué?
VLADIMIR.- La prueba es que le habríamos ayudado.
ESTRAGÓN.- ¡Eso! ¿Le habríamos ayudado si no fuésemos sus amigos?
VLADIMIR.- Quizá.
ESTRAGÓN.- Evidentemente.
VLADIMIR.- No discutamos sobre eso.
POZZO.- ¿No son ustedes bandoleros?
ESTRAGÓN.- ¡Bandoleros! ¿Tenemos aspecto de bandoleros?
VLADIMIR.- ¡Bueno! Es ciego.
ESTRAGÓN.- ¡Anda! Es verdad. (Pausa.) Eso dice.
POZZO.- No me dejen.
VLADIMIR.- Nadie piensa en ello.
ESTRAGÓN.- De momento.
POZZO.- ¿Qué hora es?
ESTRAGÓN.- (oteando el cielo.) Vamos a ver...
VLADIMIR.- ¿Las siete?... ¿Las ocho?...
ESTRAGÓN.- Depende de la estación.
POZZO.- ¿Es de noche? (Silencio. VLADIMIR y ESTRAGÓN miran la puesta del sol.)
ESTRAGÓN.- Se diría que vuelve a subir.
VLADIMIR.- No es posible.
ESTRAGÓN.- ¿Y si fuera la aurora?
VLADIMIR.- No digas tonterías. Aquello es el Oeste.
ESTRAGÓN.- ¿Qué sabes tú?
POZZO.- (Angustiado.) ¿Es de noche?
VLADIMIR.- Por otra parte, no se ha movido.
ESTRAGÓN.- Te digo que vuelve a subir.
POZZO.- ¿Por qué no me contestan?
ESTRAGÓN.- No quisiéramos decirle ninguna estupidez.
VLADIMIR.- (Tranquilizador.) Es de noche, señor; ya ha anochecido. Mi amigo trata de hacerme dudar, y debo confesar que por un momento lo ha conseguido. Pero no en balde he vivido este largo día, y puedo asegurarle que está dando las últimas boqueadas. (Pausa.) Y hablando de otra cosa: ¿cómo se encuentra usted?
ESTRAGÓN.- ¿Cuánto tiempo nos queda aún de aguantarlo? (Lo sueltan un poco, y vuelven a cogerlo al ver que va a caerse.) No somos cariátides.
VLADIMIR.- Si he oído bien, decía usted que antes tuvo una vista excelente.
POZZO.- Sí, muy buena. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- (Irritado.) ¡Explíquese, explíquese!
VLADIMIR.- Déjalo en paz. ¿No ves que está recordando su dicha? (Pausa.) «Memoria praeteritorum bonorum»..., debe ser muy triste.
POZZO.- Sí, muy buena.
VLADIMIR.- ¿Y esto le ha ocurrido de repente?
POZZO.- Muy buena.
VLADIMIR.- Le pregunto si esto le ha ocurrido de repente.
POZZO.- Un buen día me desperté ciego como el Destino. (Pausa.) A veces me pregunto si no estaré durmiendo todavía.
VLADIMIR.- ¿Cuándo fue eso?
POZZO.- No sé.
VLADIMIR.- Pero lo más tarde, ayer...
POZZO.- No me pregunten. Los ciegos no tienen la noción del tiempo. (Pausa.) No ven las cosas del tiempo.
VLADIMIR.- ¡Vaya! ¡Hubiera jurado todo lo contrario!
ESTRAGÓN.- Me voy.
POZZO.- ¿Dónde estamos?
VLADIMIR.- No sé.
POZZO.- ¿No estaremos en el lugar llamado La Planche?
VLADIMIR.- No lo conozco.
POZZO.- ¿A qué se parece esto?
VLADIMIR.- (Mirada alrededor.) No puede describirse. No se parece a nada. No hay nada. Hay un árbol.
POZZO.- Entonces, no es La Tabla.
ESTRAGÓN.- (Doblándose.) ¡Vaya diversión!
POZZO.- ¿Dónde está mi criado?
VLADIMIR.- Allí.
POZZO.- ¿Por qué no contesta cuando lo llamo?
VLADIMIR.- No sé. Parece dormido. Quizá esté muerto.
POZZO.- ¿Qué ha pasado, exactamente?
ESTRAGÓN.- ¡Exactamente!
VLADIMIR.- Se han caído ustedes dos.
POZZO.- Vayan a ver si está herido.
VLADIMIR.- Pero no podemos dejarlo a usted.
POZZO.- No tienen necesidad de ir los dos.
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) Ve tú.
POZZO.- Eso es, que vaya su amigo. ¡Huele tan mal...!
VLADIMIR.- Ve a despertarlo.
ESTRAGÓN.- ¡Después de lo que me hizo! ¡Jamás en la vida!
VLADIMIR.- ¡Ah! ¿Ya te acuerdas de que te hizo algo?
ESTRAGÓN.- No me acuerdo en absoluto. Tú me lo has dicho.
VLADIMIR.- Ea verdad. (A POZZO.) Mi amigo tiene miedo.
POZZO.- No tiene nada que temer.
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) A propósito: la gente que tú has visto, ¿por dónde ha pasado?
ESTRAGÓN.- No sé.
VLADIMIR.- Quizá estén escondidos en alguna parte, espiándonos.
ESTRAGÓN.- Eso.
VLADIMIR.- Quizá, simplemente, se hayan parado.
ESTRAGÓN.- Eso.
VLADIMIR.- Para descansar.
ESTRAGÓN.- Para comer.
VLADIMIR.- Quizá hayan vuelto sobre sus pasos.
ESTRAGÓN.- Eso.
VLADIMIR.- Quizá fue una visión.
ESTRAGÓN.- Una ilusión.
VLADIMIR.- Una alucinación.
ESTRAGÓN.- Una ilusión.
POZZO.- ¿Qué espera?
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) ¿Qué esperas?
ESTRAGÓN.- Espero a Godot.
VLADIMIR.- (A POZZO.) Le he dicho que mi amigo tiene miedo. Ayer su criado lo atacó cuando lo único que pretendía mi amigo era enjugarle las lágrimas.
POZZO.- ¡Ah!, nunca hay que portarse bien con gentes como estas. No lo soportan.
VLADIMIR.- ¿Qué es lo que tiene que hacer exactamente?
POZZO.- Pues, en primer lugar, tirar de la cuerda, cuidando, claro está, de no estrangularlo. Generalmente, eso le hace reaccionar. Si no, que le dé patadas en el bajo vientre y en la cara, si es posible.
VLADIMIR.- (A ESTRAGÓN.) ¿Lo ves? No tienes que temer nada. Incluso es una ocasión para vengarte.
ESTRAGÓN.- ¿Y si se defiende?
POZZO.- No, no, nunca se defiende.
VLADIMIR.- Yo acudiría en tu auxilio.
ESTRAGÓN.- ¡No me pierdas de vista! (Va hacia LUCKY.)
VLADIMIR.- Primero, mira si está vivo. Si está muerto, no vale la pena pegarle.
ESTRAGÓN.- (Inclinándose sobre LUCKY.) Respira.
VLADIMIR.- Pues ¡hala! (Enfurecido súbitamente, ESTRAGÓN, aullando, pega patadas a LUCKY. Pero se hace daño en un pie y se aleja cojeando y quejándose. LUCKY recobra el sentido.)
ESTRAGÓN.- (Apoyándose sobre una pierna.) ¡Qué bestia! (ESTRAGÓN se sienta y trata de quitarse los zapatos. Pero renuncia en seguida y se acurruca, con la cabeza entre las piernas y los brazos delante de la cabeza.)
POZZO.- ¿Qué pasa ahora?
VLADIMIR. Mi amigo se ha hecho daño.
POZZO.- ¿Y Lucky?
VLADIMIR.- ¿Conque es él?
POZZO.- ¿Cómo?
VLADIMIR.- ¿Que es Lucky?
POZZO.- No comprendo.
VLADIMIR.- ¿Y usted es Pozzo?
POZZO.- Desde luego, soy Pozzo.
VLADIMIR.- ¿Los mismos de ayer?
POZZO.- ¿De ayer?
VLADIMIR.- Nos vimos ayer. (Silencio.) ¿No se acuerda usted?
POZZO.- No me acuerdo de haber encontrado ayer a nadie. Pero mañana no me acordaré de haber encontrado a nadie hoy. Así que no cuente conmigo para enterarse. Y basta. ¡En pie!
VLADIMIR.- Usted lo conducía a San Salvador [la feria; N. Del E.] para venderlo. Nos habló. El bailó. Pensó. Usted veía.
POZZO.- Si usted lo dice... Déjeme, haga el favor. (VLADIMIR se aparta.) ¡En pie!
VLADIMIR.- Se levanta. (LUCKY se levanta y recoge los bultos.)
POZZO.- Hace bien.
VLADIMIR.- ¿Adónde va usted tan deprisa?
POZZO.- ¡Eso qué importa!
VLADIMIR.- ¡Cómo ha cambiado! (LUCKY, cargado con los bultos, se coloca delante de POZZO.)
POZZO.- ¡Látigo! (LUCKY deja los bultos, busca el látigo, lo encuentra, se lo da a POZZO y vuelve a coger los bultos.) ¡Cuerda! (LUCKY deja los bultos, pone el extremo de la cuerda en la mano de POZZO y vuelve a coger los bultos.)
VLADIMIR.- ¿Qué hay en esa maleta?
POZZO.- Arena. (Tira de la cuerda.) ¡En marcha! (LUCKY se pone en movimiento, seguido de POZZO.)
VLADIMIR.- Un momento. (POZZO se detiene. Queda cuerda tensa. LUCKY cae, tirándolo todo. POZZO da traspié, suelta la cuerda y se tambalea. VLADIMIR lo aguanta.)
POZZO.- ¿Qué pasa?
VLADIMIR.- Se ha caído.
POZZO.- Pronto, levántelo antes de que se duerma.
VLADIMIR.- ¿No se caerá usted si lo suelto?
POZZO.- No creo. (VLADIMIR pega patadas a LUCKY.)
VLADIMIR. ¡De pie! ¡Cerdo! (LUCKY se levanta y coge los bártulos.) Ya está de pie.
POZZO.- (Tendiendo la mano.) ¡Cuerda! (LUCKY deja los bultos, pone el extremo de la cuerda en la mano de POZZO y vuelve a coger los trastos.
VLADIMIR.- No se vaya todavía.
POZZO.- (Parándose.) Me voy.
VLADIMIR.- ¿Qué hacen cuando se caen en donde no hay quien pueda ayudarles?
POZZO.- Esperamos hasta poder levantarnos. Y después, reanudamos la marcha.
VLADIMIR.- Antes de irse, dígale que cante.
POZZO.- ¿A quién?
VLADIMIR.- A Lucky.
POZZO.- ¿Que cante?
VLADIMIR.- Sí. O que piense. O que recite.
POZZO.- Pero ¡Si es mudo!
VLADIMIR.- ¡Mudo!
POZZO.- Totalmente. Ni siquiera puede gemir.
VLADIMIR.- ¡Mudo! ¿Desde cuándo?
POZZO.- (Repentinamente furioso.) ¿No ha terminado de fastidiarme con sus historias sobre el tiempo? ¡Es insensato! ¡Cuándo! ¡Cuándo! Un día, ¿no le basta?, un día como los demás se quedó mudo, un día me que dé ciego, un día nos quedaremos sordos, un día nacimos, un día moriremos, el mismo día, el mismo instante, ¿no le basta esto? (Más reposado.) Ellas paren a horcajadas sobre una tumba, la luz brilla un instante; luego, otra vez la noche. (Tira de la cuerda.) ¡En marcha! (Salen. VLADIMIR los sigue hasta el límite del escenario y los ve alejarse. Un ruido de caída, subrayado por la mímica de VLADIMIR, anuncia que han vuelto a desplomarse. Silencio. VLADIMIR se dirige hacia ESTRAGÓN, que duerme, lo mira un momento y después lo despierta.)
ESTRAGÓN.- (Gestos alocados, palabras incoherentes. Por último:) ¿Por qué nunca me dejas dormir?
VLADIMIR.- Me sentía solo.
ESTRAGÓN.- Soñaba que era feliz.
VLADIMIR.- Esto ha hecho pasar el tiempo.
ESTRAGÓN.- Soñaba que...
VLADIMIR.- ¡Calla! (Silencio.) Me pregunto si verdaderamente es ciego.
ESTRAGÓN.- ¿Quién?
VLADIMIR.- ¿Un verdadero ciego diría que carece de la noción del tiempo?
ESTRAGÓN.- ¿Quién?
VLADIMIR.- Pozzo.
ESTRAGÓN.- Está ciego?
VLADIMIR.- Nos lo ha dicho.
ESTRAGÓN.- ¿Y qué?
VLADIMIR.- Me ha parecido que nos veía.
ESTRAGÓN.- Lo has soñado. (Pausa.) Vámonos. No podemos. Es verdad. (Pausa.) ¿Estás seguro de que no era él?
VLADIMIR.- ¿Quién?
ESTRAGÓN.- Godot.
VLADIMIR.- Pero ¿quién?
ESTRAGÓN.- Pozzo.
VLADIMIR-. ¡No, hombre, no! (Pausa.) Claro que no.
ESTRAGÓN.- De todas formas, me voy a levantar. (Se levanta penosamente.) ¡Ay!
VLADIMIR.- Ya no sé qué pensar.
ESTRAGÓN.- ¡Mis pies! (Vuelve a sentarse e intenta descalzarse.) ¡Ayúdame!
VLADIMIR.- ¿Habré estado durmiendo mientras los otros sufrían? ¿Estaré durmiendo en este momento? ¿Qué diré mañana, cuando crea despertar, de este día? ¿Que he esperado a Godot, en este lugar, con mi amigo ESTRAGÓN, hasta la caída de la noche? ¿Que ha pasado Pozzo, con su porteador, y que nos ha hablado? Sin duda. Pero, en todo esto, ¿qué habrá de verdad? (ESTRAGÓN, que ha insistido vanamente en descalzarse, se ha vuelto a adormilar. VLADIMIR lo mira.) El no sabrá nada. Hablará de los golpes recibidos y yo le daré una zanahoria. (Pausa.) A horcajadas sobre una tumba y un parto difícil. Desde el fondo del agujero, ensoñadoramente, el sepulturero aplica los fórceps. Hay tiempo para envejecer. El aire está lleno de nuestros gritos. (Escucha.) Pero la costumbre los acallia. (Mira a ESTRAGÓN.) A mí también me mira otro, diciéndose: «Duerme y no sabe que duerme.» (Pausa.) No puedo continuar. (Pausa.) ¿Qué he dicho? (Va de un lado a otro agitadamente,' al fin se para junto al lateral izquierdo y mira a lo lejos. Por la derecha entra el MUCHACHO del día anterior. Se para. Silencio.)
MUCHACHO.- Señor... (VLADIMIR se vuelve.) Señor Alberto...
VLADIMIR.- Vuelta a empezar. (Pausa. Al MUCHACHO.) ¿No me reconoces?
MUCHACHO.- No, señor.
VLADIMIR.- ¿Viniste ayer?
MUCHACHO.- No señor.
VLADIMIR.- ¿Es la primera vez que vienes?
MUCHACHO.- Sí, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- De parte del señor Godot.
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- No vendrá esta noche.
MUCHACHO.- No, señor.
VLADIMIR.- Pero vendrá mañana.
MUCHACHO.- Sí, señor.
VLADIMIR.- Con toda seguridad.
MUCHACHO.- Si, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Te has encontrado con alguien?
MUCHACHO. No, señor.
VLADIMIR.- Otros dos... (Vacila.) ...hombres.
MUCHACHO.- No he visto a nadie, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Qué hace el señor Godot? (Pausa.) ¿Oyes?
MUCHACHO.- Si, señor.
VLADIMIR.- ¿Y qué?
MUCHACHO.- No hace nada, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Cómo está tu hermano?
MUCHACHO.- Está enfermo, señor.
VLADIMIR.- Quizá fuera él quien vino ayer.
MUCHACHO.- No lo sé, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Tiene barba el señor Godot?
MUCHACHO.- Si, señor.
VLADIMIR.- ¿Rubia o... (Vacila.) . ..negra?
MUCHACHO.- (Dudando.) Me parece que es blanca, señor. (Silencio.)
VLADIMIR.- Misericordia. (Silencio.)
MUCHACHO.- ¿Qué debo decirle al señor Godot, señor?
VLADIMIR.- Dile... (Se interrumpe.) ...dile que me has visto y que... (Reflexiona.) . ..que me has visto. (Pausa. VLADIMIR avanza y el MUCHACHO retrocede. VLADIMIR se para y el MUCHACHO también.) Dime: ¿estás seguro de haberme visto? ¿No me dirás mañana que nunca me has visto? (Silencio. VLADIMIR da un repentino salto hacia adelante y el MUCHACHO se escapa como una flecha. Silencio. El sol se pone; sale la luna. VLADIMIR permanece inmóvil. ESTRAGÓN se despierta, se descalza, se levanta con los zapatos en la mano y, los pone ante la batería; va hacia VLADIMIR y lo mira.)
ESTRAGÓN.- ¿Qué te pasa?
VLADIMIR.- No me pasa nada.
ESTRAGÓN.- Me voy.
VLADIMIR.- Yo también. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Hace mucho tiempo que me he dormido?
VLADIMIR.- No sé. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Adónde iremos?
VLADIMIR.- No muy lejos.
ESTRAGÓN.- ¡No, no, vámonos lejos de aquí!
VLADIMIR.- No podemos.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Tenemos que volver mañana.
ESTRAGÓN.- ¿Para qué?
VLADIMIR.- Para esperar a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Pausa.) ¿No ha venido?
VLADIMIR.- No.
ESTRAGÓN.- Y ahora ya es tarde.
VLADIMIR.- Sí, es de noche.
ESTRAGÓN.- ¿Y si lo dejáramos plantado? (Pausa.) ¿Si lo dejáramos plantado?
VLADIMIR.- Nos castigaría. (Silencio. Mira el árbol.) Solo el árbol vive.
ESTRAGÓN.- (Mirando el árbol.) ¿Qué es?
VLADIMIR.- El árbol.
ESTRAGÓN.- Sí, pero ¿de qué clase?
VLADIMIR.- No sé. Un sauce.
ESTRAGÓN.- Vamos .a ver. (Lleva a VLADIMIR hacia el árbol y quedan parados ante él. Silencio.) ¿Y si nos ahorcáramos?
VLADIMIR.- ¿Con qué?
ESTRAGÓN.- ¿No tienes un trozo de cuerda?
VLADIMIR.- No.
ESTRAGÓN.- Entonces no podemos.
VLADIMIR.- Vámonos.
ESTRAGÓN.- Espera, tenemos mi cinturón.
VLADIMIR.- Es demasiado corto.
ESTRAGÓN.- Tú me tiras de las piernas.
VLADIMIR.- ¿Y quién tira de las mías?
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- De todas formas, déjame ver. (ESTRAGÓN se desata la cuerda que sujeta su pantalón. Este, demasiado ancho, se le cae hasta los tobillos. Miran la cuerda.) Yo creo que puede servir. Pero ¿será fuerte?
ESTRAGÓN.- Vamos a ver. Toma. (Cada uno agarra un extremo de la cuerda, y tiran. La cuerda se rompe. Están a punto de caer.)
VLADIMIR.- No vale. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- ¿Dices que tenemos que volver mañana?
VLADIMIR.- Si.
ESTRAGÓN.- Entonces nos traeremos una buena cuerda.
VLADIMIR.- Eso es. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- Didi.
VLADIMIR.- ¿Qué?
ESTRAGÓN.- No puedo continuar así.
VLADIMIR.- Eso se dice fácilmente.
ESTRAGÓN. ¿Y si nos separásemos? Quizá nos fuera mejor.
VLADIMIR.- Mañana nos ahorcaremos. (Pausa.) A no ser que venga Godot.
ESTRAGÓN.- ¿Y si viene?
VLADIMIR.- Estaremos salvados. (VLADIMIR se quita su sombrero -el de LUCKY- , mira en el interior, pasa la mano, lo sacude y se lo vuelve a poner.)
ESTRAGÓN.- Entonces, ¿nos vamos?
VLADIMIR.- Súbete los pantalones.
ESTRAGÓN.- ¿Qué?
VLADIMIR.- Súbete los pantalones.
ESTRAGÓN.- ¿Que me arremangue los pantalones?
VLADIMIR.- ¡Que te los subas!
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Se sube los pantalones. Silencio.)
VLADIMIR.- Entonces, ¿nos vamos?
ESTRAGÓN.- Vámonos. (No se mueven.)
TELÓN
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